FabiánLebenglik
Pablo
Reinoso
Un argentino que
vive en Francia
vuelve con una obra sólida y liviana
sobre la condición endeble de la vida.
El
cambio radical que se aprecia en la obra de Pablo Reinoso (nacido en Buenos
Aires en 1955 y residente en Francia desde hace varios años; expuso
en Europa, Estados Unidos, América latina y fue invitado a la anteúltima
Bienal de Venecia) no sólo afecta el aspecto de superficie de su
obra -que construyó durante dos décadas básicamente
con piedra, hierro y madera, como pudo verse por última vez en
1992 en la galería Klemm o en el Centro Recoleta, y ahora arma
con tela- sino también el sentido profundo de su producción,
que si bien siempre tuvo un sesgo filosófico, ahora se mete con
cuestiones relacionadas con la precariedad de la existencia de un modo
decisivo.
Este giro violento en la obra confirma que los cambios generados en la
superficie (esto es, en los materiales, las formas, los colores, la disposición),
están vinculados necesariamente a otros cambios de naturaleza profunda.
Podría decirse que Reinoso se volvió súbitamente
contemporáneo. Su obra ahora reflexiona sobre problemas urgentes.
Cada uno de sus nuevos trabajos -fabricados con tela de paracaídas,
sobre bastidores o elásticos, con un microventilador de computadora
que rítmica y alternativamente infla y desinfla la tela- exhibe
al mismo tiempo una notable simplicidad y perfección en la realización
y funciona como un disparador de construcciones simbólicas. Siguiendo
con el razonamiento del comienzo, otra vez un dato de superficie, como
la economía de recursos formales, apunta a la producción
de sentido.
Con las telas de paracaídas Reinoso se lanza al vacío y
elabora una serie de trabajos alrededor de varios núcleos conceptuales
que giran alrededor del cuerpo, la respiración, la enfermedad,
el sueño y la conciencia endeble de la vigilia.
Es sabido que cualquiera de las funciones vitales que se hacen mecánicamente
-como respirar o bombear sangre- no podrían llevarse a cabo si
tuvieran que hacerse concientemente, por la cantidad de formulaciones
y acciones simltáneas que implican.
Algunas de las obras, que evocan almohadas, camillas o camas, introducen
cuestiones como el sueño, la enfermedad o la emergencia médica.
En este sentido, la producción artística trataría
sobre el equilibrio misterioso e inestable del funcionamiento biológico.
En algunos de los microventiladores, el artista coloca referencias a la
memoria del arte y del cuerpo. Cuando los ventilados están en movimiento,
la velocidad impide ver las imágenes. Cuando se detienen por un
instante para invertir la marcha, se puede ver la memoria artística
-el David de Miguel Angel fragmentado- o corporal, partes del cuerpo del
propio Reinoso y de su familia.
Con
telas de última tecnología - muy fuertes, ultralivianas
e incombustibles, en tonalidades iridiscentes u opacas, en negro, plateado,
azul o rojo- el artista transforma en corpóreo el concepto filosófico
de "neuma", con que los estoicos nombraban uno de los principios
vitales: el soplo, aliento o respiración. (En la galería
Ruth Benzacar, Florida 1000, hasta el 20 de julio y en el Centro Borges,
Viamonte y San Martín, durante agosto).
Nota
publicada en el diario "Página/12" el 9 de julio de 1996.
<
c r i t i c a
©
arteUna - Todos
los derechos reservados. Registro a la propiedad intelectual N.706.777
|