OsvaldoDecastelli
Página
12 martes 12 de octubre de 1993
“Decastelli no es cartón pintado”
(Por
Silvia de Ambrosini ) Osvaldo Decastelli se compromete
con una reflexión prospectiva que apuesta al objeto y al material,
testimonios ambos de formalizaciones y esencias con atributos que suscitan
confrontaciones estéticas.
Son
“objetos claves” que operan transformaciones profundas en
la superposición de sus láminas constituyentes.
El
protagonista se llama y es “Cartón Corrugado”. El
acoplamiento de sus capas sucesivas refuerza el simulacro de un significado
formal, porque modifica lo frágil en resistente, lo liviano en
pesado, lo liso en rugoso.
¿Cómo
se operan los cambios que rompen las ondas, obliteran los huecos y transforman
la memoria de lo que fue en una nueva entidad? En la investigación
que demanda la textura del cartón y el manipuleo de sus planchas
a las que Decastelli enfrenta con el misterio de los actos creativos,
y con la instrumentación de lijas y trinchetas, que introduce
para develarlos. Hacia adentro, las rebabas denotan un material en vivo
y hacia fuera, connotan una imagen surgente que tiende a parecerse a
un algo, sin parecerse del todo. Es una imagen que superando su paso
fabril recupera la identidad del tronco, de la madera.
El
volumen se convierte en un gran nudo vegetal o en liviana carga que
conducen ruedas de direcciones encontradas. El tamaño de la dimensiones
reales también se contradice, lo grande se da en lo mínimo,
lo pequeño en lo monumental, donde la imaginación juega
con globos, tijeras, pala-cuchillos y tirabuzones todos de ficción.
Son objetos sin otra utilidad que la de cumplir una función estética
en escala mayor y menor cuando sus artilugios son por ejemplo, cajas
de sorpresas donde figuraciones violetas, azules y rojizas encuentran
su palabra, junto a la ponderabilidad de ese personaje que es y está
en la virtud corrugada de su presencia.
Prologo
para catálogo – octubre 1994
Xunta de Galicia - Madrid
(por
Julio Sánchez – AICA/AACA) Lograr la cuadratura
del círculo ha sido uno de los desvelos místicos de los
adeptos del conocimiento esotérico. Las obras de Osvaldo Decastelli
parecen girar en torno a otra paradoja de la geometría: la planitud
del volumen. El plano es una construcción mental que no se verifica
en la realidad; aún la hoja de papel más delgada posee
una tercera dimensión de la que carece el plano geométrico.
El cartón corrugado es plano por excelencia, ni siguiera admite
la curva, ya que el solo intento de doblarlo genera dos diagonales rectas.
A pesar de las tribulaciones de la geometría Decastelli logra
a partir del cartón un trabajo volumétrico con el plano,
como si hubiera logrado la cuadratura del círculo.
Los
hallazgos del artista también fueron técnicos e iconográficos.
Trabajar el volumen del cartón corrugado exige usar herramientas
tradicionales de forma diferente. Las primeras obras hechas con corrugado
fueron exploraciones de la mecánica articulatoria del cuerpo
humano. El hombre se convirtió por virtud de un Decastelli-Gepetto,
en Pinocchio de cartón.
Decastelli
descubrió que el hombre, como un objeto mecánico, se podía
reducir a un sistema modular para armar a voluntad y con algo de conmiseración,
dejó al hombre y comenzó a inventar objetos. De la geometría
pasó a la mecánica creando instrumentos de uso incierto,
contubernios de palas y cuchillos que traicionaban su identidad primigenia.
Sin resignarse a dejar atrás la vida, Decastelli incorpora formas
orgánicas, caprichos esféricos que espantarían
a los geómetras más puristas.
En
las últimas obras hay un proceso de recuperación de algo
que se había resignado, el color. El artista comienza a elaborar
obras menos monumentales que al ser policromadas adquieren un carácter
más gentil. Pero también se recupera lo que parecía
olvidado: la “función social” del cartón.
Uno de los principales usos del corrugado es la caja, que en las manos
de Decastelli se transforman en raros estuches, como de lapiceras, cuchillo
o violines, que encierran objetos muy poco previsibles.
El
artista ensancha cada vez más las fronteras de su universo de
cartón. El corrugado ya no está sólo, en las cajas-estuche
lo acompañan sutilmente porotos blancos y arenas doradas. En
las últimas series, la incorporación de la fotocopia en
la obra es como la adquisición de un aleph borgiano que le abre
puertas infinitas.
Sin
estremecerse por los problemas contemplativos de la geometría
sagrada, Decastelli explora desde lo lúdico y hasta desde la
ironía, la riqueza de un material ennoblecido por el arte, el
cartón. No sólo acepta todos los desafíos que le
ofrece el material, sino que el mismo artista es quien comienza a trazar
sendas nunca transitadas en el territorio de la celulosa.
Aci – 1998 – Nº 2
Estigma y Dilema
Decastelli
En el Museo Sívori
(por
Corinne Sacca-Abadi – AICA/AACA) Estigma según
el diccionario es una marca o señal en el cuerpo impuesta con
hierro candente usada como signo de esclavitud. Estigma es también
el nombre de la nueva instalación de Osvaldo Decastelli en la
que plantea el dilema del hombre contemporáneo frente a una sociedad
que demanda la homogenización del individuo, el borramiento de
las diferencias, su domesticación. Artista de sólida trayectoria
Decastelli ha sabido elevar al cartón corrugado al lugar del
más noble de los materiales escultóricos obteniendo insólitos
resultados. En obras anteriores el juego de metamorfosis de los objetos
convertía los elementos banales de la vida cotidiana en extraordinarios
personajes desplegando un humor desenfadado y lúdico. Hoy realiza
una síntesis que requiere mayor austeridad de recursos para privilegiar
la presentación de un dilema. Osvaldo Decastelli expone 13 animales
fantásticos que remiten a nuestras más variadas actitudes
sociales, a las que opone un contrapunto de igual cantidad de elementos
rectangulares semejantes a lápidas realizadas también
en cartón corrugado, que tienen grabado el número en letras
de molde. Estos elementos inquietantes estratégicamente emplazados
en el jardín del Museo Sívori acechan a los animales desde
el afuera, y quiebran cualquier ilusión de libre albedrío.
¿Quiénes sobrevivirán en ésta lucha entre
la humanidad “animalizada “ en permanente riesgo (y deseo
) de domesticación y el enemigo numeral ¿
En el video que presenta el artista se juegan varias alternativas posibles,
por cierto, poco optimistas, Decastelli ha puesto el énfasis
en presentimientos inquietantes sobre el futuro de nuestra humanidad.
Como en “Casa tomada “ de Cortázar, a medida que
se ocupan los espacios internos, se amalgaman el adentro el afuera,
se contamina la casa tornando inhabitable ese universo. Un sonido agitado
acompaña la instalación de Decastelli, son ecos que reverberan,
se resisten a la domesticación. El conflicto está planteado,
la partida la jugamos todos diariamente, nadie escapa al dilema.
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