EduardoGiusiano
Alberto Collazo Mbro. De la AICA Sección Argentina. (q.p.d)
Al
recorrer estas obras de Eduardo Giusiano, las cuales abarcan los últimos diez
años de su labor artística, nos lleva no sólo a detenernos en cada una de ellas,
con la ingenua intensión de encontrar algo distinto, sino que también nos abre
caminos de reflexión sobre esta pasión de pintar en tiempos como el que corre,
en el que la consigna del use y tire se extiende a todos los niveles de las
acciones humanas. Nos plateábamos que al detenernos en cada una de las obras
como quien busca lo nuevo o diferente puede llevarnos a sobrevolar las preocupaciones
estéticas de este pintor cordobés, las que sí aparecen en el conjunto y en las
relaciones entre ellas.
Tal es así que en esta pequeña panorámica podemos ver en profundidad las líneas
de su lenguaje plástico, sus obseciones temáticas o formales y llegar a intuir
al artista en su totalidad. Nuestra primera observación es reafirmar a Eduardo
Giusiano como pintor, y no porque use colores sino porque sus cuadros se resuelven
cromáticamente; va más allá del mero oficio, ya que siente el color en profundidad
y lo carga de intencionalidad. Por otro lado podemos ver sus diferentes planteos
en la construcción del cuadro, en los que el tratamiento del espacio es casi
siempre ambiguo, trabaja las relaciones entre los distintos planos generando
propuestas polares, ya próximo a cierto barroquismo, más estructurados o racionales.
La materia es por momentos tenue, transparente o de gran densidad, casi corpórea.
En este sentido es de interés ver sus trabajos realizados en el 87/88 como El
desfile o La Cenicienta y relacionarlos con sus Paisajes más recientes en los
cuales con un planteo abstracto maneja conceptualmente la misma propuesta de
lenguaje plástico. En los trabajos como Contador de cuentos II, un Óleo de 1994
nos anuncia los trabajos como Saltamontes del año siguiente o los realizados
en este año como Buscador de nidos o La ronda en donde nos encontramos con el
tratamiento de la materia cromática más densa, que encierran otras necesidades
expresivas.
En general podemos decir que en las obras de Eduardo Giusiano el protagonista
es el color, al que imprime dinamismo, y por momentos un dramatismo contenido.
Sus diferentes temas son el punto de partida para desplegar sus cualidades de
pintor.