ClaudioZiperovich

 

PROLOGO Remo Bianchedi Cruz Chica, mayo de 1998

Con el sujeto del objeto
. A principios de los años '60, un grupo de artistas logra desplazar al "objeto pictórico" y colocar en su lugar a la palabra escrita. Es el arte como idea.  
Ziperovich, lejano pariente del arte conceptual, vuelve a poner en acto la palabra "con el objeto de hablar". Pero esta vez ya no se trata del "objeto pictórico" sino de esas construcciones, historias en caja, que otros artistas desde sus propias "historias" instalan en la comunidad.
 
Ziperovich logra que el texto sea un verdadero objeto artístico y que los objetos descriptos devengan narraciones, máquinas estáticas, que reproducen el sonido, la palabra, la experiencia, el relato y a veces el silencio.

Con motivo de haber llevado a cabo una investigación sobre arte objetual, en Córdoba, durante 1997, realicé entrevistas a 12 artistas plásticos de esta provincia, que en las décadas del '80 y del '90 desarrollaron prácticas artísticas tales como: cajas, objetos, instalaciones, ambientaciones y acciones.
A partir de un amplio paquete de más de 40 horas de entrevistas, realicé un procesamiento y análisis de las mismas con el criterio de armar, con fragmentos de las desgrabaciones, diferentes  "vivencias creativas" de cada uno de los artistas plásticos que entrevisté.
El termino "vivencia creativa" que acuñé, se refiere al relato de experiencias relacionadas con la creación de obras objetuales, junto a reflexiones sobre esas situaciones creativas, y las mismas conservan las maneras de expresarse de cada artista, pero fueron construidas en tanto narraciones con significación propia.
Además, construí otros textos con las "vivencias creativas" de los principales artistas extranjeros que influyeron en la creación de obras objetuales de los artistas entrevistados. Para ello, en el caso del artista Joseph Beuys, extraje fragmentos de la obra "Joseph Beuys", de Bernard Lamarche-Vadel (Siruela, Madrid, 1994). Con respecto a Joseph Cornell, debido a la escasez de material editado en castellano, me basé en una entrevista al artista Fernando Allievi. Y del artista Marcel Duchamp extraje algunas partes de sus escritos, editados por Gustavo Gili (Barcelona, 1978).  
Todo esto fue realizado con la intención de señalar distintos aspectos relacionados con las prácticas objetuales, a través de hechos vivenciales concretos, y estimular así, a la reflexión sobre el arte objetual en general, en tanto fenómeno del arte contemporáneo.
claudio.ziperovich@gmail.com claudioziperovich.com.ar

Autor de: "Con el Objeto de hablar", Vivencias creativas de Artistas Plásticos, parte del proyecto "Relevamiento y análisis del arte objetual en Córdoba". Becado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba; y los avales de la Dirección de cultura del Gobierno de la Provincia de Córdoba y el Museo Municipal de Bellas Artes "Dr. Genaro Pérez"

Claudio Ziperovich nació en Córdoba en 1974. Desde 1992 hasta 1997 cursó la Licenciatura de Dibujo y Pintura y el Profesorado Superior en Artes Plásticas en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. En 1995 estudió pintura,

Durante 1996 realizó un taller teórico-práctico de artes plásticas a cargo del artista Remo Bianchedi, en Cruz Chica, Córdoba.
Entre las muestras colectivas en que ha participado, merecen señalarse: Premio Deutsch Bank "Al arte joven argentino", Museo de Arte Moderno, Buenos Aires, 1995; Salón "Memoria por los derechos humanos", Museo "Emilio Carraffa", organizado por la Cámara de Diputados de la Provincia de Córdoba, 1996; "Objetos" (junto a F. Di Pascuale), Galería de Arte de la Universidad Nacional de Córdoba, 1996; "Arte investigativo y computarizado", Centro Municipal de Exposiciones "José Malanca", Córdoba, y en el Museo de Bellas Artes de Río Cuarto, organizadas por el Centro de Investigaciones Plásticas de Córdoba, 1996; "Pintura argentina contemporánea, Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño, Cochabamba, y en Espacio Simón I. Patiño, La Paz, organizadas por la Fundación Simón I. Patiño, Bolivia, 1997.

Collage y mix-media con el artista Bruce Dorfman-
Art Students Leangue, Nueva York.

cap. 1 MAS DE ESO NO Fernando Allievi

Cap. 2 YA HECHO Marcel Duchamp

cap. 3 APOLOGIA DE LA IMAGEN Aníbal Buede

Cap. 4 UNA GALERIA Walter Páez

cap. 5 VISION DEL MUNDO Ricardo Castiglia

cap. 6 ASI DECIRLO Fernando Fraenza

cap. 7 QUEHACER ARTISTICO Oscar Páez

cap. 8 AMPLIANDO Y SIMPLIFICANDO Anahí Cáceres

cap. 9 POCO ESCUCHADO Joseph Cornell

cap. 10 UNA ABSTRACCION Julio Favre


"CON EL OBJETO DE HABLAR" Vivencias creativas de Artistas Plásticos (Síntesis de la publicación, impresa en la ciudad de Córdoba, Argentina 1997)

Asesoramiento metodológico:Lic. Roxana Mercado.
Asesoramiento general:Lic. Fernando Fraenza y Remo Bianchedi.
Asesoramiento periodístico y corrección final:Ramiro Ortiz.
Colaboraciones:Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba,Horacio Giménez, Iván Roqué,Natalia Blanch y José Luis Cassini.

Este trabajo forma parte del proyecto de investigación aplicada: "Relevamiento y análisis del arte objetual en Córdoba", con beca de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Córdoba, dirigida por el Arq. Gabriel F. Gutnisky y el Lic. Gustavo Brandán, en el período 1997.
Con el apoyo de la Facultad de Filosofía y Humanidades y su Departamento de Artes Plásticas de la Escuela de Artes, de la Universidad Nacional de Córdoba. Con el aval de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura del Gobierno de la Provincia de Córdoba, la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, y el Museo Municipal de Bellas Artes "Dr. Genaro Pérez". Ciudad de Córdoba, Argentina, 1997.



INTRODUCCION

Con motivo de llevar a cabo una investigación sobre arte objetual en Córdoba, entre febrero y octubre de 1997 realicé entrevistas con artistas plásticos de dicha provincia que en las décadas del '80 y del '90 desarrollaron prácticas tales como: cajas, objetos, instalaciones, ambientaciones y acciones. A partir de fragmentos de largas desgrabaciones construí una serie de textos que conservan las maneras de expresarse de cada artista, pero como narraciones con significación propia que permitan reflexionar sobre diferentes vivencias creativas relacionadas con dichas prácticas. Además, seleccioné y construí otros textos sobre las vivencias creativas de los principales artistas extranjeros que influyeron entre los entrevistados. Todo esto con la intención de señalar las particularidades y la diversidad de sentidos referidos a esos tipos de producciones artísticas anteriormente nombrados.



cap. 1 MAS DE ESO NO

Fernando Allievi

Yo hacía dibujos en tamaños pequeños. Un día hice una figura muy rea-lista de una chica y cuando dibujé el fondo salió un desastre. Y me puso muy mal porque me encantaba y me había llevado mucho tiempo hacerla. Entonces, para destruirlo, recorté la silueta, y cuando la apoyé sobre el vidrio de mi escritorio fue como que dije: "¡La pucha, queda linda sobre ese fondo de madera!". Después agarré y la apoyé sobre el vidrio de la ventana y como la siluetita era muy real funcionaba todo el tema del paisaje como fondo.
Incluso, pasaba caminando la gente por atrás y la escala era parecida. Dije: "Esto puede ser algo", dibujé otra figura, más o menos del mismo tamaño, y puse una sobre el vidrio del escritorio y la otra por debajo. Entonces, había una distancia entre las dos y una le proyectaba un poquito de sombra a la otra. Después, junté vidrios y puse un vidrio, una silueta, otro vidrio, otra silueta...Y me quedó un bodoque de seis vidrios pesadísimos que no tenía cómo agarrarlos. La imagen, más o menos, parecía que funcionaba, pero el tema era cómo ensamblar todo eso; la idea estaba pero no estaba el soporte.

En diciembre del '80 me fui a Nueva York y justo coincidió con una muestra de Joseph Cornell. Entonces, cuando vi eso dije: "Claro, esto es lo que yo necesito". Me vine corriendo e hice una caja de madera que estaba llena de ranuras en las caras laterales y la tapa tenía una bisagra. Entonces, ponía los vidrios con las figuras pegadas; y después podía alterar eso, porque levantaba la tapa y el vidrio del fondo lo traía para adelante y el de adelante para atrás... es decir, permitía jugar. Así fue que en el año '81 hice mi primera muestra individual con cajas, en una galería que se llamaba ELE. Y creo que causó un buena impresión porque todos iban a ver dibujos y terminaron viendo otra cosa.


Cap. 2 YA HECHO

Marcel Duchamp

En 1913 tuve la feliz idea de fijar una rueda de bicicleta sobre un taburete de cocina. Unos meses más tarde compré una reproducción barata de un paisaje de atardecer invernal, que llamé "Farmacia" tras haberle añadido dos breves toques, uno rojo y el otro amarillo, al horizonte.
En Nueva York, en 1915, compré en una quincallería una pala de nieve sobre la que escribí: "En previsión de brazo roto" ("In advance of the broken arm"). Fue por esa época cuando se me ocurrió la palabra "ready-made" para designar esta forma de manifestación.

Hay un punto que quiero establecer muy claramente y es que la elección de estos "ready-mades" nunca me vino dictada por ningún deleite estético. Esta elección se basaba en una reacción de indiferencia visual, adecuada simultáneamente a una ausencia total de buen o mal gusto... de hecho una anestesia completa.


cap. 3 APOLOGIA DE LA IMAGEN

Aníbal Buede

Me enloquecí con una mujer y empecé a trabajar con su imagen. Una vez fui al cine y pasaron un comercial de un auto y había una mujer que no-podía-ser- de-este-mundo. Y empecé a buscarla. Me fui a Buenos Aires para tratar de encontrarla, no la encontré, volví, conseguí algunos datos acá, volví allá, estuve con ella y le pedí permiso para hacer una muestra.
La obra tenía que ser una cosa simétrica. No podía tener circulación, necesitaba esa cosa larga y como de camino, de recorrido. Era como en tres fases: adelante había diez gráficos (cinco a cada lado), donde la mostraba como se la ve generalmente, como una modelo que es conocida. En una segunda etapa había una fuentecita en la que caía agua y daba vuelta. Eso era el nexo entre lo que pasaba adelante, que era todo muy frío, y lo que pasaba atrás, que era un panel donde estaba trabajado con brillantina un sector de la cara de ella. Donde se desmitificaba como objeto y se mitificaba como mujer.

Y se terminó la muestra y se acabó todo para mí. Es como la seducción; todo lo que a mí me interesaba era ese ejercicio de seducir a alguien. Cuando la obra ya está armada, para mí la cosa se terminó; lo levanto y no lo muestro nunca más.


Cap. 4 UNA GALERIA

Walter Páez

Fue en una casa de Alberdi, en el '83. El amigo de un amigo que conocía al dueño de unos departamentos de la calle Coronel Olmedo, como estaban vacíos le preguntó si no los podíamos usar por un par de semanas para hacer una muestra con cuadros. El tipo era muy accesible y nos dijo que sí.
Había tres habitaciones, cocina y baño, y éramos tres. Entonces, nos juntamos y lo primero que se resolvió era que cada uno iba a trabajar en un ambiente distinto. En el caso mío tomé una pieza que íbamos a taparla, a pintarla o a ponerle no sé qué y al final yo vi una tierra de maceta que por accidente se hizo barro, lo apoyé en la pared y dije: "Bueno, tiene que ser con esto".
Entonces, embadurné toda mi habi-tación y después colgué cuadros y cajas. Y había un foco como de "500" con una caja de papel, que hacía de lámpara general del cuarto. También, había dos casillitas en la parte de abajo de una escalera (una chiquita tipo para zapatos y otra más grande para ropa) que las cerré con unas puertas de madera que tenían una ventanilla de vidrio.Y adentro tenían luz y unas pequeñas instalaciones.
Los otros también tenían su hábitat transformado. Y era lindo porque había una comunión en el grupo: alguien tenía una idea, el otro la modificaba levemente, otro la ampliaba y la cosa se iba agrandando. Aparte, mientras hacíamos esa muestra estábamos yendo a la Escuela de Artes; entonces, nos sirvió como para comparar lo que estábamos aprendiendo con nuestra propia experiencia de trabajo.
Y la inauguramos seis veces, porque eran seis días en dos fines de sema-na. Entonces, cada día nos juntábamos para charlar y festejar con amigos. Además, iba gente del barrio porque también la propuesta era mostrarle a la gente del lugar. Pusimos en la calle un globo gigante armado con alambre, papel, y adentro una lamparita. Entonces, la gente pasaba y miraba, le dábamos el catálogo, le decíamos que estábamos haciendo una exposición y que los invitábamos a participar. Y algunos entraban.


cap. 5 VISION DEL MUNDO

Ricardo Castiglia

Empecé a trabajar con una silla y comencé a procesarla. Estuve leyendo acerca de algunos artistas que estuvieran trabajando sobre la silla, pero, en el momento, fue una actitud inmediata de trabajar sobre las tres dimensiones para después aplicarlo sobre la pintura.
Primero, fue una silla de madera que tenía, que la desarmé y la armé cantidades de veces. Después, agarré otra y la envolví toda con papeles de diario, la pinté, le puse dos moldes de sombrero que tenía, la perforé, la corté por la mitad, después la pegué, la terminé tapando con arena, volví a pintarla... Y así todo el tiempo.

Ahí me dí cuenta que entré a romper con la pintura occidental, la pintura bidimensional, con la cual siempre disentía un poco. En el momento estaba como muy impactado por todo eso que me estaba pasando, posteriormente fui como madurando y elaborándolo; pero era lo que yo iba a hacer, lo que empezaba a cambiar.


cap. 6 ASI DECIRLO

Fernando Fraenza

Durante varios años me dediqué a recoger objetos de plástico de distintos tipos de amarillo y a acumularlos. Los objetos iban formando un montón, y se iba haciendo un "grumo" porque había hilos de plástico amarillo que los iban atando. Y lo exponía siempre, pero cada vez era más grande.
Cuando era muy joven escuchaba una canción en inglés, y la única parte que entendía de toda la canción era la que decía: "yellow plastic". Entonces, me parecía que esa era mi obra. Y también, tenía que ver con un escritor norteamericano de ciencia ficción de los años '50, que se llama Ray Bradbury y tiene un libro que se llama "El hombre ilustrado". Uno de los relatos que hay en "El hombre ilustrado" se llama "La lluvia". Y "La lluvia" trata de unos tipos que están en Venus. Y en Venus llueve, llueve, llueve, llueve y llueve, y el tintineo de las gotas en la cabeza va volviendo locos a uno, a otro y a otro... de los miembros de una expedición, que buscan una cúpula de plástico amarillo donde adentro está seco. Y llegan a una primera cúpula y los venusinos la han roto, y por dentro también chorrea el agua. Y así, van muriendo todos hasta que queda un solo hombre que finalmente encuentra la cúpula de plástico amarillo e ingresa.
Para una exposición de profesores de la facultad, en el Pabellón Argentina, expuse una pintura con el objeto amarillo colgando. Como es muy difícil colgar una pintura derecha, entonces, generalmente, usaba los objetos para colgarlos en la pintura, desbalancearla, y ponerla decididamente torcida. Todo el mundo me dijo que colgándole esa porquería había arruinado la pintura, que estaba tan perfecta, tan bien hecha.

Nuca me sentí haciendo trampa trayendo cosas que no sean propias del arte e incluyéndolas de un modo arbitrario dentro de la obra de arte. Porque así como una obra (que suele ser una imagen o un objeto construido con determinados parámetros) tiene un título (que suele ser una palabra o una frase que interpreta la obra), yo tenía la idea de que la obra tenía que ir acompañada de un objeto que cumplía la misma función que el título.


cap. 7 QUEHACER ARTISTICO

Oscar Páez

En la primera muestra que hice en Buenos Aires armé un altar muy muy pobre. Trabajé con flores de papel de colores, con pelos míos, y cosas así que metía a modo de ofrenda. En ese tiempo terminaba de hacer un viaje por todo el norte. Por allá uno iba caminando y encontraba un montículo de tierra y un montón de piedra y en cualquier momento empezaban a largarle cosas en ofrenda de la Pachamama: cositas de co-lores, bollitos de lana, tabaco... todas esas cosas.
No me interesa tanto la cuestión folklórica sino resaltar la evolución del hombre, y situarme como individuo que está viviendo otro tiempo y otro espacio, con otro tipo de problemática. Es una cuestión muy personal, muy para adentro.


cap. 8 AMPLIANDO Y SIMPLIFICANDO

Anahí Cáceres

"El personaje del centro" es una construcción de casi dos metros que cuando le saqué una foto encontré otro personaje que era la sombra. Y eso me dio tema para rato, porque lo transformé en pintura. Pero la aparición de ese personaje solamente tomó forma al sacar una foto súper-contrastada con un sol terrorífico. Si no hubiera sido así no lo veía.

Me parece enriquecedor transitar entre un lenguaje y otro. Me gusta mucho divertirme con lo que hago y encontrarle placer; y la repetición es una de las cosas que va en contra de eso. Es como una manera de sentir viva la cuestión: el mismo tema que va transitando por distintas expresiones. De lo contrario sería todo representación y eso a mí no me interesa, por eso hago un serie y después paso a otra. Si no, termino haciendo una alegoría de un pensamiento; y ahí es cuando escapo. Corto, y quizás sigo con la idea, pero busco otra manera de encontrarla. ->


cap. 9 POCO ESCUCHADO

Joseph Cornell

Comenzó haciendo cajas que tenían elementos móviles y que sirvieran como distracción para un hermano que era inválido. Y cuando vio una muestra sobre el Surrealismo que se hizo en Nueva York, es como que cayó en la cuenta de que lo que él hacía tenía mucho que ver con eso pero no eran obras de arte. Y empezó a tomarlo más en serio.
Algunas de sus cajas tienen muchas cajitas pequeñas que contienen diferentes elementos: una tiene semillas, la otra tiene arenita, la otra tiene elementos metálicos, la otra tiene bolitas de vidrio... No se pueden abrir, pero, al moverlas, cada una produce un sonido diferente. Hay otras que tienen una especie de rampa. Entonces, por ejemplo, hay una pelotita que, al acomodarla de manera que quede dentro de un agujero, empieza a moverse y, a su vez, mueve unos pajaritos que son planos y que están puestos sobre un eje o algo que hace que vibren. Yo he visto una caja que contiene arena. Entonces, al darla vuelta, la arena cae como en un depósito que tiene un pequeño orificio. Y cuando se vuelve a apoyar funciona como una especie de reloj de arena: empieza a caer una arenita que va llenando una copa y, a su vez, como la copa está rota, va cayendo al lado.
Las escalas de las cajas son siempre parecidas: treinta por cuarenta centímetros, aproximadamente. Y muchas están hechas con maderas que él encontraba en el río, y otras las enterraba para darle un aspecto de cosa como encontrada; es raro ver una caja de él que parezca pulcra. Y era un tipo que colectaba muchas cosas y después las aplicaba; era un juntador de cosas.

Nunca hablé con nadie que lo haya conocido, pero sé que tenía un carácter bastante huraño, era muy reservado. Y sé que había gente que deseaba conocerlo y hacía lo imposible para que él los atendiera y ver cómo era su casa y ver cómo era su taller.
Da la sensación de que era alguien que estaba encerrado haciendo esas cosas. Y se me ocurre que su ámbito de trabajo era un escritorio en donde él podía abarcar todo. Me lo imagino en un lugar más bien oscuro, pequeño, cargado de cosas, muy barroco, lleno de elementos y frasquitos y cajas; y que trabajaba como en un rinconcito.


cap. 10 UNA ABSTRACCION

Julio Favre

Había un tubo de cinco metros de nylon transparente suspendido desde el techo e instalado con luces, y había gente de teatro y de música que hacía como un rito a ese objeto. Yo me trepé a las columnas del galpón, me enganché con un arnés, me tiré por el tubo e hice como un graffitti redondo por dentro. Descendí, me desenganché, me subí a un escenario e hice una pintura sobre un papel de seis metros por ocho metros, con graffitti y con vasitos de pintura y un palo. Luego accioné sobre la pintura, se rompió y, en un momento, la paré como bautizándola. Mientras tanto, una gente bailaba y había un texto de Aldo Pellegrini sobre la soledad del artista: "...tiene a los otros hombres próximos, los mira, los ve, oye sus voces, desea acercarse, pero cuando lo intenta cae en la cuenta de que lo separa una sólida e inpenetrable muralla de cristal y que las voces que oye sólo son un murmullo, no dicen nada. Y su hambre de acercamiento crece monstruosamente ante aquellos otros seres que están próximos, casi al alcance de su mano..."

Era como instalar algo donde se invitaba a disfrutar desde el hecho de rayar con un aerosol hasta del ruido de la rotura del papel; era buscar más medios para accionar sobre el ojo del espectador. Y fue nutriente por ser una experiencia fuerte y que me marcó el poder de hacer lo que quería y de adentro para afuera.


cap. 11 VER UN MOMENTO

Oscar Páez

Una vez me comí un dorado y lo guardé todo, con cada una de las espinas. Después agarré y lo mandé en una pintura que tenía bastante relieve. En esa época yo escribía sobre la tela, entonces decía: "el dorado, elemento..." y seguía con una especie de receta. Yo no separo absolutamente nada, o sea, mi pintura es parte de mi vida, de mi hecho cotidiano. Generalmente trabajo con elementos que tienen un poco de historia, y más que nada me sitúo como un transportador de cosas, que las saca de un lugar, las mete en otro, y las lleva.


cap. 12 NOSOTROS PONIAMOS

Aníbal Buede

En el '90, junto a José Pizarro y Rubén Valentinis hicimos dos acciones dentro de la Escuela "Figueroa Alcorta". La primera se llamaba "La sonrisa de mamá". En esa se armó un problema, porque decían que íbamos a aparecer desnudos y querían llamar a la policía. Bajamos del ascensor de a uno, con una peluca colgando, un grabadorcito y un objeto. Después, atacamos el patio central donde estaba toda la escuela balconeando, y ahí empezamos a trabajar en un gráfico gigante con pintura que nos tiraban de arriba. Mientras trabajábamos había un nena con unas luces que estaba como testigo de todo eso que estaba pasando.
La otra acción se llamaba "No todos los Figueroas son Alcorta". En esa, directamente, trabajamos en el hall de entrada. Ingresamos los tres vestidos de blanco y pantalón negro, y nos sentamos en las puntas de unas mesas largas que tenían un cuaderno y un palito clavado. Y detrás teníamos una bandera argentina con una imagen de cada uno. Después, vino una asistente y nos entregó un patito, lo atamos, le mojamos las patitas en óleo y el patito empezó a hacer dibujos. Cuando la asistente entró con la tijera para cortar las piolas pensaron que íbamos a reventar los patos. La gente se puso loca, gritaban que se iban a morir, que los íbamos a matar.

No era nada nuevo, nosotros no lo inventamos, pero estábamos probando porque nos dimos cuenta de que teníamos que empezar a buscar afuera; no quedarnos sólo con la Escuela de Artes. Y fue muy fuerte porque hacíamos algo que nunca habíamos hecho: meternos dentro de la obra.


cap. 13 ARTE DRAMATICO

Miriam Míguez

Todos llegan a conocer que hay muchas formas de arte, además de lo clásico, pero no todos se dedican a eso, porque debe haber algo que te llame. En mi caso, sentí que llegar al objeto me hacía acordar a cierta parte de mi vida con mi abuela. Porque mi abuela tenía muchas cajitas, con botones, con lentejuelas... Y ella era ordenada y las tenía en un cajón con todas sus cosas. Cosas que a mí como nena me interesaban y, para colmo, nunca me las dejaba tocar, porque se las desordenaba. Entonces, más interés tenía en conocer eso. Por otro lado, a mi abuela le encantaba hacer manualidades. Hacía todo lo que era desde almohadones hasta macetas con una pátina rara. Entonces, en su casa siempre había cosas y materiales que a mí también me interesaban. Y las tenía en un baúl que tampoco me dejaba tocar. Cuando ella murió, mi mamá se quedó con todas esas cosas y por el recuerdo no las quería ver. Las tenía en ese baúl y tampoco me las dejaba tocar. Y más interés tenía en todo lo que era cajitas, y en las cajitas una cosita y la otra, y cartas con cintitas... Todo eso me parecía mágico. Al final, mi mamá quemó las cosas de mi abuela, porque ya no quería saber más de todo ese recuerdo. Cuando empecé a hacer cajas, por ahí iba encontrando cosas y en vez de tirarlas las guardaba y decía: No, esto lo voy a usar para tal cosa.... Siempre lo tenía guardadito y en un momento en que estaban todas las cosas juntas, armaba algo; me ponía a jugar y era como que se hacían solas. O si de repente estaba mejor con un tema y quería hacer un trabajo, me ponía a buscar en imágenes, en libros o en materiales. Usaba distintos procesos y hacía una mezcla de un montón de cosas. Trabajé mucho tiempo y con muchos y distintos tipos de imágenes, pero siempre tenía el principio del recuerdo de mi abuela, como si algún día en un sue-ño o en una posibilidad, alguien me hubiese dejado tocar todas esas cosas.

Mis chicos fueron viendo las cajas y preguntándome por qué había juntado todas esas cosas así. Eso fue muy interesante porque para mí algunas no tenían una explicación que se pudiera dar con palabras. Generalmente las hacía y decía: Sí, me gusta todo, me gusta toda esta imagen, me gusta esto, cómo quedó esto..., pero no las analizaba mucho. Y al dar esa explicación me fui dando cuenta de que cada objeto representaba partes de mi vida, de cosas que habían pasado, de momentos. Entonces: Mirá, esta era la etapa cuando a lo mejor no estaba casada, era soltera y, mirá, tiene que ver porque esta era un pedacito de una carta de un novio.... Y coincidían todos los símbolos. Después dejé de hacerlas porque me pareció que el espacio era más grande que una cajita, era todo; que estoy yo adentro y los personajes son este momento, este tiempo y yo los veo. Que es mucho más difícil de hacerlo, porque siempre se te descompone algo: a veces está perfecto y a veces algo lo descoordina todo. Es como si hubiera dejado de trabajar con la materia y pasó a ser como más pensamiento.


cap. 14 METER MANO

Walter Páez

A la semana de estar en mi casa me encontré con una gran cantidad de maderas. Entonces, las desparramé en el patio y empecé a abrir las piezas: tenía madera para hacerme un sillón con respaldo. Me puse a cortar, a serruchar, y en un día lo armé. Quedó bastante bien y me produjo una gran alegría haberlo podido sacar de ese montón.
Aparte, el hecho de ponerme a tomar medidas, buscar lo anatómico y todo eso, me gustó mucho. Lo disfruté como cuando terminaba alguna obra.

Creo que son necesarias este tipo de cosas donde uno resuelve algo utilitario porque si no lo tenés que comprar. Y si siempre tomás del mercado, te acostumbrás y te dejás influir por sus formas.


cap. 15 MAS OPCION QUE ACCION

Cecilia Mandrile

"Pululan ángeles urbanos y anfibios suicidas" fue en agosto de 1991 en el subsuelo del Teatro Real. Un muy buen espacio, lamentablemente desaparecido porque no era su fin ser sala de exposiciones, pero con la ayuda de gente del Museo Caraffa, mutó transitoriamente.
Eran dos series de diez cajas cada una, que contenían técnicas mixtas sobre papel (gofrados de xilografías, serigrafías, fotocopias, fotografías y pintura) que funcionaban como ambientación de pequeños objetos. A su vez, el uso de los papeles era tridimensional porque estaban cortados y superpuestos y enroscados. En una de las series, las maderas de las cajas estaban cavadas como matrices de xilografías y en la otra estaban impresas con montajes. Y en ambas los vidrios estaban impresos y en algunos casos incluían collages.
Eran homenajes a ángeles urbanos (léase artistas) y anfibios suicidas. Eso último recibió ese nombre por una historia personal sobre un axolotl que vivía conmigo y murió. Pero, a su vez, la condición anfibia trataba de insistir metafóricamente en esa dualidad entre la realidad y la ilusión en la representación.

Siempre pretendí un entorno mágico: imágenes que le hablaran a alguien, que contuvieran lo efímero de cada acto y las extremidades que envuelven todas las cosas. Combinando imágenes bidimensionales con objetos encontrados trato de hallar una forma "táctil" a la superposición de ideas. Realizar objetos, manipularlos, jugar con ellos, coleccionarlos y después dejarse seducir. Para mí es un viaje de imágenes: del grabado a la tridimensión, del objeto a la fotografía, de la fotografía como imagen para un nuevo objeto.... Y esa reencarnación es fruto de un trabajo obsesivo y circular; y extremadamente solitario pero como un proceso cotidiano.


ap. 16 CIERTAS SITUACIONES

Jorge Castro

Estuve muy ligado a una persona que era un "artista plástico" entre comillas. Yo vivía en Iponá y a la vuelta de casa vivía un personaje muy popular en el barrio. El tipo era ingeniero torno-mecánico dentista (una cosa así), y vivía en una casa sin vidrios. Es una persona que no se conoce, y que vive aún. Un viejo de 70 años, flaquito y de bigote y que anda todo el día de saco. Tiene una bicicleta con "sidecar", toca una guitarra con las cuerdas desaflojadas y canta tango. Un personaje que se ve en la calle habitualmente. Además, era un maestro de la soldadura y vivía de eso, del "arreglame esto" o "soldame una reja"... Y un día fui a verlo porque necesitaba armar una especie de máquina. Llegué a su casa porque él podía soldar con acetileno. El tipo empezó a armar diseños de ideas que yo le llevaba. Entre ellos me armó un instrumento musical, y entre los dos empezamos a desarro-llar toda una teoría de una "sonidina" (lo que en un instrumento musical sería una sordina). Había toda una situación muy extraña de crear con cosas. A través de eso empiezo a basurear: salíamos con el "sidecar" a buscar hierros, a buscar chapa... y empiezo a soldar. Comienzo a ser como su alumno, a la vez que yo era el artista, porque me trataba de: "¿Cómo le va, artista?".

Armé una instalación y le pedí al ingeniero que por favor vaya a la muestra y que intente tocar, pero con una guitarra que yo había diseñado. Era una guitarra eléctrica armada con un pedazo de palo y una parte de una plancha, y con un circuito de un walkman como distorsionador. Y me dijo que era un honor que yo lo invitara pero que no podía hacerlo porque él no le mostraba a la gente. Me hizo pasar a una pieza que tenía en el fondo, y vi una de las instalaciones más alucinantes de mi vida: una pieza toda negra de humo, llena de bollos de papel y en el medio,sobre un pedestal, una jaulita toda pintada de plateado y con un pájaro muerto.
Yo me fui de ese lugar con toda una sensación de que era en vano el hecho de mostrar y esa cosa elocuente de que: "Somos los artistas y mostramos y esto es nuestra obra". Porque este tipo estaba haciendo una cosa alucinante y no le interesaba mostrar. A partir de ahí, empiezo con toda una búsqueda y, al cabo de un tiempo, dejo la plástica y me dedico a hacer música con los instrumentos que yo armaba.

cap 17 ALGO ESCRITURAL

Anahí Cáceres

En Córdoba hice una instalación que se llamaba "Kiñekura". Era como una construcción con piedra bola, en escala uno en uno, de una piedra sagrada que está a doscientos metros de donde nació mi abuelo (hice un relevamiento en Chile y de ahí saqué las medidas). Esa piedra tiene diez mil años y tiene nombre mapuche pero no es mapuche, sino que es anterior. Es compacta y tiene agujeritos donde, aparentemente, prendían luces. Entonces, puse lamparitas en el lugar exacto donde están los agujeritos.
Yo empezaba prendiendo las lamparitas y a medida que prendía una, se encendía un tablero eléctrico con un sistema de luces en bustrofedón, como si fuera un signo binario, o sea: más menos, más menos, más menos... Terminé de prender todas, se apagó el tablero y empezó a funcionar solo; entonces, hacía el recorrido, se apagaba y volvía a hacerlo. Además, armé un sonido con el radar de Laurie Anderson y el ruido de la impresora de punto, ese "chin, chichichín".
En otro lado estaba un televisor que tenía la performance grabada y, además, había unos gráficos de una lectura que había hecho mi hermano que es físico. Eran las curvas de nivel de las supuestas luces, con una determinada altura. También, había otra lectura que hizo un arqueólogo, con fechas y todo documentado.

No era una teoría, sino una propuesta de una relectura de todos los signos precolombinos, y la posibilidad de encontrar un mensaje. Un cambio de mentalidad como para reinterpretar o tomar de otra manera esos textos y poder descubrir ciertos tipos de contenidos muy esenciales. ->


cap. 18 NINGUNA PRETENSION

Walter Páez

Yo tenía una repisa ortogonal que había encontrado, y puse una piecita y después puse otra y después ya el juego fue empezar a llenarla. Eso lo hacía a manera de recreo de la plástica: terminaba de trabajar, ordenaba un poco y por ahí alzaba algún objeto al azar y decía: "Bueno, esto pue-de ir ahí ". Al paso del tiempo, empecé a seleccionar las cosas que estaban: eran objetos de arcilla, de corcho, de madera... Entre tres clavos había uno que estaba con la cabeza apenas aplastada, otro que la tenía un poco más aplastada y uno que estaba totalmente aplastado. Entonces, los pegué sobre un cartoncito y ése fue uno de los elementos. Y cuando ya estuvo llena la armé como caja.

Es algo que me gusta hacer; lo hago para mí y para la gente que está cerca. Por ahí, tiene otra llegada que puede ser masiva. Pero es una forma de comunicarme y de dar una opinión de lo que uno siente.


cap. 19 CUALQUIERA ES ARTISTA

Joseph Beuys

La acción "Coyote" comienza cuando se anuncia una exposición en Nueva York en la Galería René Block en mayo de 1974. Una ambulancia se presenta entonces ante el domicilio del artista en Düsseldorf y se hace cargo de Beuys en una camilla, arropado en una manta de fieltro. Dentro de un avión ambulancia, siempre aislado en su manta, Beuys es transportado al aeropuerto de Nueva York donde lo espera otra ambulancia que lo conduce al lugar de la exposición donde acaban de soltar a un coyote salvaje recientemente capturado en el desierto. El suelo está alfombrado de paja, luego, durante la acción, de ejemplares del "Wall Street Journal" repartidos cada día. Durante un mes, en esta habitación de mediana dimensión, Beuys y el chacal van a cohabitar sin interrupción. Si el animal manifiesta algunas señales agresivas, Beuys está obligado a utilizar su bastón y la sola manta de fieltro para protegerse, pero, sobre todo, su talento de persuasión para inducir gradualmente a la fiera a renunciar a su instinto salvaje e ir, por último, a tenderse a los pies de su amo, quien tomará las mismas medidas para regresar a su domicilio. Este episodio, narrado en forma de una serie de fotografías destinadas a un criminal condenado a cadena perpetua en la cárcel de Glasgow, es esculpido por el preso en una disposición simbólica: la cabeza del co- yote está coronada por la cabeza de Joseph Beuy tocada por su sombrero. La acción se cierra con una visita de Beuys al preso que le entrega la estatua.

Condensando en sí mismo y difundiendo el mágico poder de asociar elementos de órdenes contradictorios, el individuo Joseph Beuys se mani-fiesta con el valor de una metáfora.


cap. 20 MECANICA CONSTRUCTIVA

Ricardo Castiglia

Siempre tuve como una tendencia a construir elementos o cosas para mí. Desde chico, a pesar de tener mis juguetes, yo hacía los míos. No es que me faltaran, sino que siempre quería otro. Entonces, me inventaba el que venía. Me construía mis propios cohetes, mis propias naves marinas, y todo ese tipo de cosas. Al lado de casa había una carpintería. Entonces, yo vivía todo el tiempo en ese lugar, y me hacía construir rifles, revólveres, metralletas... Agarraba, por ejemplo, mis revólveres de plástico y los dibujaba sobre la madera y le decía que me los cortara. Después, yo terminaba lijándolos y pintándolos.


cap. 21 CONDUCTA EXPRESIVA

Fernando Fraenza

Mi última obra expuesta públicamente es una obra que presenté para una exposición que se llamó "El día electrónico". Era, básicamente, un dibujo concebido matemáticamente desde el punto de vista electrónico y, después, realizado en un ordenador. Se llamaba "La imagen perezosa", y se exponía con un texto escrito. El texto se correlacionaba con una serie de objetos que había a su alrededor, entre ellos, un mueble. El mueble tenía arriba una caja de vidrio, la caja de vidrio tenía diez cajas de plástico transparente y las diez cajas de plástico transparente clasificaban unas cuarenta y tantas clases de objetos. Por ejemplo: dos trilobites (trilobites es un artrópodo de la revolución Cámbrica, de hace seiscientos millones de años), una piedra del Santo Sepulcro (por supuesto que muy pequeñita), una clavija del ferrocarril del Norte... toda una serie importante. Y ese era como el núcleo de la obra: una cantidad de objetos clasificados. Y es una obra que está esperando ensancharse en cualquier momento. Es decir, en la medida que se clasifiquen nuevos objetos y se incorporen al inventario.

Yo no sé qué lógica hay en esa combinación de objetos. Probablemente, trato de ayudar al máximo a quien pueda decodificar esa lógica; pero no sé cuál será. Yo acumulo los objetos, los clasifico y los protejo del tiempo, que es lo único que los hace memorables: los seiscientos millo-nes de años que hace de la revolución Cámbrica, o los pocos miles de años que hace desde que esa piedra pasó de ser una piedra común (de un millón de años) a ser la del Santo Sepulcro (por más que no lo sea). Yo lo muestro y hasta ahí es mi tarea.


cap. 22 REALIDAD ARMABLE

Anahí Cáceres

Pensé qué posibilidades habría de descubrir cómo se hacía una ostra: cómo hizo la Naturaleza, no cómo la copio. Dije: "Bueno, yo con papel tengo que poder hacerla". Entonces, agarré y corté una hojita y le hice trac-trac, dos dobleces y se me hizo el pliegue tal cual como es la ostra, sin un plieguecito que hace el acordeón.

Es una necesidad de jugar pero también de afirmar, de decir: "Una cosa que la estoy pensando, a ver demostrála, demostrá que se puede". Esas son las cosas que a mí me dan alegría. De ahí yo me engancho mucho con el arte; o sea, a través de los pequeños grandes descubrimientos que a veces te hacen sentir semidiós.


cap. 23 VISTAS EN VIVO

Fernando Sebastián

Después de la primer muestra de "La piedra", a los dos años volvimos a hacer la segunda. Y era como que yo sentía que tenía que responder a eso que había sido tan fuerte, que era el nombre y el grupo. Entonces, eso me dio mucha fuerza y salió algo que me gustó mucho. Era una obra que tenía como tres momentos. En la primera parte, una gran tela tramada, en parte impresa con serigrafía, tapaba tres pinturas, y solamente se veía un volumen que salía de la pared. Luego, yo intervenía y pasaba a ser parte de la obra: me instalaba con una pintura que me tapaba la cara, y ahí permanecía un tiempo. En la tercera parte me desprendía de la instalación, salía y daba una vuelta manzana a la galería. Había una cámara que me estaba filmando, pero la gente no supo qué pasó. En ese momento el que la disfrutaba era yo: yo era el espectador y yo era el artista y yo era la obra. Volví a entrar a la galería y la gente se había quedado esperando, casualmente, en ese lugar donde estaba mi obra. Descubrí las pinturas que estaban tapadas y realicé un objeto con la tela que saqué de esas pinturas, más la pintura que había utilizado para taparme la cara, y más un martillo que estaba colgado ahí. Todo eso fue para la gente que estuvo esa noche, luego quedó la obra mostrada para el espectador que fue otro día.

Se trataba de una conjunción de expresiones en las que ya venía trabajando y con las que más cómodo me sentía. Y esa experiencia me hizo saber dónde estaba parado, qué dirección tomaba de ahí en más y qué actitud tenía yo frente a mi obra.


BIBLIOGRAFIA

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DUCHAMP, MARCEL: Duchamp du signe. Escritos, Gustavo Gili, Barcelona, 1978.
CACERES, ANAHI: "Lectura del arte ceremonial precolombino", edición 2 de los cuadernos de Imagin Era, Córdoba, 1992.
CAPARDI, DANIEL: "Duchamp: pensar ready made", edición 7 de la revista de filosofía Nombres, Área de Filosofía del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1996.
CIRLOT, JUAN EDUARDO: El mundo del objeto: a la luz del Surrealismo, Anthropos, Barcelona, 1986.
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MARCHAN FIZ, SIMON: Del arte objetual al arte de concepto: 1960-1974, Akal, Madrid, 1986.
SYLVESTER, DAVID: Entrevistas con Francis Bacon, Polígrafa, Barcelona, 1977.
THE MUSEUM OF MODERN ART: "Joseph Cornell", New York, 1980.

 

Contratapa

Este trabajo refleja diferentes vivencias creativas relacionadas con la producción artística de: cajas, objetos, instalaciones, ambientaciones y acciones. Estas vivencias se refieren a diferentes experiencias de los siguientes artistas plásticos de Córdoba: Fernando Allievi, Aníbal Buede, Anahí Cáceres, Ricardo Castiglia, Jorge Castro, Julio Fabre, Fernando Fraenza, Cecilia Mandrile, Miriam Miguez, Oscar Páez, Walter Páez y Fernando Sebastián. Y a las experiencias de tres artistas plásticos extranjeros: Joseph Beuys, Joseph Cornell y Marcel Duchamp.

 


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