AlinaTortosa
LA ENTREVISTA
INÉDITA y otros cuentos
Nuevohacer. Grupo Editor Latinoamericano. 1997
EL
OTRO BESO
No me gustó
nada cuando la encontré en el galpón. La había dejado leyendo en su cuarto y
estaba ahí, hablando con el peón nuevo.Sentada sobre el estante del material,
al lado de un cajón de papas, balanceaba las piernas. Le había advertido que
no correspondía que saliese en shorts en horas de trabajo. Como si no se lo
hubiese dicho. Sacudía la cabeza agitando su pelo rubio. El hombre ensillaba
su caballo despacio con los ojos bajos.
-Cecilia, te estaba buscando.
-Ya me encontraste.
-Vamos adentro.
- Estoy viendo cómo Jerónimo ensilla el caballo, así aprendo.
Me senté a su lado. No podía hacerla entrar por la fuerza, pero no me gustaba
que se quede ahí. Al rato me tomó de la mano:
-Vamos. Hasta luego
-Hasta luego
-Es hosco -murmuró Cecilia a mi oído.
-Y vos una caradura.
-Y vos Carola, siempre tan mojigata.¿Qué tiene de malo mirar lo que hace?
-Bueno...estabas tratando de llamar su atención ¿no?
-¿Por qué? Vos creés que si yo no voy al galpón no me ve.
Cecilia siempre me saca de quicio, da vuelta los argumentos y se las arregla
para que todo lo que hace mal esté bien.
-Bueno, preguntémosle a tía Juana qué le parece.
-Juana tiene otras cosas en qué pensar.
-¿Qué querés decir?
-Yo me entiendo.
No sé por qué la invitó a Cecilia a venir. Siempre termina haciendo cosas que
me molestan y siempre termina diciendo cosas que me complican.
¿Qué quiso decir con lo de tía Juana?
Cecilia y yo compartimos un cuarto. Esa noche cuando estaba durmiendo me despertó
deslizándose en mi cama.
-Cecilia ¿qué hacés?
-Tengo miedo, Carola
-De qué tenés miedo?
-Escuché ruidos.
-¿Qué ruidos?
-Ruidos de puertas y de pasos.
-Cada vez estás más tonta.
Se rió y se acurrucó al lado mío. No me molestó.
Al día siguiente Maruja entró en el cuarto y nos encontró durmiendo en la misma
cama.
-¿Qué es eso de dormir juntas?- parecía asustada-. Voy a hablar con la Sra.
Juana.
Cecilia se sentó y sacudió su pelo rubio.- La miró a Maruja sin pestañear y
le sonrió su sonrisa larga y profunda. Yo me levanté incómoda sin comprender
por qué. ¿Por qué se enojó Maruja?
A media mañana, cuando recorríamos el campo a caballo, le pregunté a Cecilia:
-¿Por qué se enojó Maruja cuando nos encontró durmiendo juntas?
Cecilia me sonrió,
-No sé. Pregúntale a ella.
En ese momento se nubló el sol y yo me sentí acongojada. Juana estuvo distraída
durante el desayuno. Casi no nos habló. Lamenté que no hubiese venido Clara.
"Cuando vuelva a Buenos Aires tengo que hablar de todo esto con ella".
Cecilia salió al galope tendido, su pelo al viento.
Yo la seguí. Siempre la sigo. Creo que a veces Clara se pone celosa. Clara.
A Clara la comprendo siempre. Sé qué quiere hacer, entiendo lo que dice. A Cecilia
no la comprendo, no entiendo por qué hace lo que hace
<literatura
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