Música
que brota de la tierra
Etnico: con su primer disco, Beatriz Pichi Malen recrea cantos indígenas
tradicionales con un sonido digno de la "world music".
Para muchos, Beatriz Pichi Malen aparecerá como una extraña pieza de
colección musical, que será admirada por la condición mapuche de las
canciones que integran su repertorio. Para otros, ejercerá ese extraño
polo de atracción que hace de algo tan profundo y ancestral como una
ceremonia indígena, un objeto de consumo "exótico" (para tener en una
mesa de luz o, en este caso, en la compactera).
El primer disco de esta cantante por el sello Acqua Records, bautizado
"Plata", que será presentado los primeros días de abril en el Club del
Vino, es una prueba de esta extraña relación entre el mundo del blanco
y los antiguos dueños de la tierra.
Los instrumentos sagrados para rituales, como cascawillas, kultrun o
xuxuka, conviven en este nuevo material con guitarras, samplers, sintetizadores,
y con una voz que comunica estos versos mapuches desde un lugar menos
antropológico: Pichi Malen consigue una fusión interesante y los aúna
en un mensaje sencillo y universal. "Plata" está pensado como un producto
para exportar por su cuidada edición trilingüe en los textos (mapuche-castellano
e inglés) y por una música ritual para dejarse escuchar por los oídos
"occidentales".
Esto no va en desmedro de la calidad artística de esta propuesta de
proyección de los cantos mapuches. Ni tampoco de la importancia de recobrar
estas piezas tradicionales de raíz aborigen que están totalmente marginadas
de la música popular.
El efecto de su voz desentierra las dulces y ancestrales melodías de
su tierra como cuando "canta" el sonido del viento en lengua mapuche:
"Es hermoso cuando viene/el viento de la tierra cordillerana/viene el
viento del Oeste/El viento del Sur/el viento del Este/el viento del
Norte/¡A su paso va pegando (contra los montes) el pasto!/piedras amontonadas".
Aunque el minucioso y pensado arreglo de las canciones despojan la rusticidad
innata de los ritmos (colchones de teclados o violines) y se acerca
a esa etiqueta tan intangible y vendedora como la de world music: Peter
Gabriel seguramente la tendría en la nómina de artistas de su sello
"Real World" si la hubiera descubierto antes.
Copyright 2000 S.A. LA NACION | Todos los derechos
reservados Nota publicada en el Diario La Nación 18/3/2000 ----top>