ANAHI
CACERES : 7 SECUENCIAS VIVAS Y UN TANGO
Margarita Schultz
mschultz@uchile.cl
Santiago de Chile
No deja de asombrar este trabajo de Anahí Cáceres.
una serie de 8 secuencias, mínimas en tiempo de duración.
Mínimas, pero realizadas desde la conciencia de la artista
respecto de lo que representa ese tiempo especifico, me refiero
al tiempo secuencial del video. Por alguna razón no fácilmente
explicable, el modo video tiene la capacidad de expresar mucho
con poco.
Es lo que podemos percibir como observadores. Sobre todo, porque
el procedimiento de collage electrónico, que caracteriza
a este conjunto, deja espacios semióticos para la interpretación,
entre imagen e imagen presente.
¿Pero desde dónde apunta el asombro? Desde el horizonte
de un trabajo creativo que, en lugar de hacerse cargo de la violencia
y la destrucción que nos envuelven en estos días
apelando a la reproducción misma, se vuelca en otra dirección.
Pero es un vuelco tan definido que deja la impresión clara
de ser deliberado.
¿Es un dar vuelta la espalda? No. Podemos imaginar que
sin llegar al pliegue amargo de la ironía, Anahí
Cáceres deja un tiempo intermedio para que el espectador
encuentre en sí mismo ese contraste. Una prueba de ello
podría ser la elección de los fragmentos y géneros
musicales. no son los de un romanticismo ingenuo ilusionista,
son en cambio una reminiscencia de tiempos idos sentidos como
irrecuperables. ¿Tiempos en que el horror estaba más
concentrado? ¿Tiempos en que podía darse la fantasía
de la indiferencia?
Cáceres usa la fantasía en cada caso.estamos ante
trabajos de ficción, no ante documentales.
En cada video-secuencia la fantasía se hace presente, en
parte por su empleo del medio video-secuencia, un rey-del-collage
(así como hubo en cine un montaje rey). En parte, además,
por el tratamiento de los motivos. Es el caso de VOYEUR: donde
unas muñequitas de ojos asombrados, se llevan un cuerpo
femenino (¿la autora?) al mundo de los sueños, reforzado
por la cita imaginable de Lewis Carrol. En el video comparecen
Alicia y el conejo. Un BOLERO cuyo texto de la canción
dice lo de siempre, lo de ayer y de hoy: que el amor de pareja
es una difícil, desgarradora aventura. Lo popular del bolero
elegido, se contrarresta con el escorzo singular del encuadre
con que Cáceres ha trabajado la captura de sus imágenes:
una perspectiva de rodillas y piernas y manos en el suelo, en
una tonalidad que es emblema visual del recuerdo. En B-T, una
presencia femenina se perfila en el vano de una puerta ¿espera?
¿desespera? y resume asi en la duda el sentido de la
femineidad. Me detengo, todavía, en TANGO. Anahí
Cáceres propone allí un juego de distancias entre
ficción y realidad que parecen resumir el total de sus
videos. TANGO: los dedos, ficción de pareja bailando sobre
un escritorio, en una realidad cotidiana. pero las piernas del
baile, el diálogo de las manos, van creando después
la magia que conduce a un distanciarse de la realidad.
En la brevedad suele hacerse elocuente el discurso, en el vacío,
resplandecen las formas.
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