Sintiendo las explicaciones de Patricia Hakim recordé una boutade de Hans Arp que, mientras caminaba con esfuerzo y cargado de imágenes por las salas del inmenso Museo Nacional de Bellas Artes de Basilea dijo "Dans la peinture, il y a des maîtres et ... des kilomêtres".

Con esta exposición Patricia inicia un nuevo discurso en el que se cuestiona los excesos, la vigencia de lo anónimo, la repetición de las fórmulas. Excesos de productos que se nos ofrece en los supermercados, en la televisión por la calle. Excesos de imágenes, la mayoría faltas de contenido, que nos invaden y nos predisponen a una determinada forma y color, a un producto. Culto al cuerpo y al sexo vacío de contenido y sentimientos criticado en sus agudos cuerpos de uso y toque. No ya obras para ser vistas sino para ser manipuladas. Con la repetición de las "mediterráneas" figuras femeninas que caracterizan a su escultura más sensual, eliminando el virtuosismo artesanal por la impronta industrial con reminiscencias del objeto artístico Patricia también nos está diciendo que tal vez hay excesos de revistas de arte, de "artistas", de ferias, de exposiciones (cuadros colgados no un discurso escrito en el espacio con obras de arte), de críticos, de curadores. Y al mediar sobre esta propuesta joven pienso que no es la multiplicidad propia de este fin de siglo que nos toca vivir la que nos disturba sino el exceso de lo vacío, de lo repetitivo, de lo privado de contenido el que nos molesta. Afortunadamente al final de nuestros recorridos diarios percibimos lo que posee y lo que es carente de valor. Si aún no lo hemos hecho, ahí está Patricia con su obra para hacernos pensar que hay una gran diferencia entre la calidad y la cantidad, les maîtres et le kilomêtres.

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