LOS TERRORISMOS
: muros del oprobio
Carlos Nieto*
ETA,
AL QUEDA, y porque no la CIA y por extensión uno de los paranoicos
contemporaneos por antonomasia: el cowboy Bush; el asesino de Sabra
y Shatila y hoy el “exterminador” Sharon en su sistemática
matanza en Palestina; el mafioso Berlusconi y esa “cosa nostra”
de guante blanco por la que practica el asesinato selectivo.
Y
los Pinochet, Videla, Somozas y los cientos de terroristas amparados
por sus propias leyes y el consenso capitalista internacional, capáz
de especular hasta la bancarrota de paises como Argentina; financiar
campañas internacionales para derrocar gobiernos “no aliados”;
vender armamento y sostener cientos de guerras tribales. Y matar, con
su burocracia, ineficacia, e hipocresía generaciones de sujetos
en “fase de crecimiento” que, por supuesto, nunca llegarán
a ser desarrollados, porque en realidad jamás llegarán
a ser adultos.
Claro
que a cualquier persona humana se nos cayó el mundo junto a las
Torres gemelas, y hoy no conseguíamos ver las imágenes
televisivas nubladas por las lágrimas que nos lo impedían.
Realidad a la que no nos conseguimos acostumbrar porque “son nuestros
muertos”; los otros lejanos muertos: los niños y jóvenes
palestinos masacrados por los misiles de Sharon; las mujeres asesinadas
luego de ser brutalmente violadas de las étnias africanas, y
aún aquellas de los paises bálticos ( tan cercanos y a
la vez lejanos en costumbres e ideologías). O los vietnamitas
de otro tiempo quemados por el NAPALM; los niños, mujeres y hombres
japoneses amasijados por la locura perversa de un “gran hombre
americano” justificado su holocausto por las “leyes de la
guerra”. A esos muertos de antaño y de cada dia de este
horroroso mundo que estamos creando, nos vamos acostumbrando, nos va
pareciendo “normal”, parte de zoológico humano regido
leyes humanas y justificado por las leyes divinas.
Asistimos
sin pudor a las barbaridades de la bahía de Guantánamo
donde hombres “sospechosos de ser enemigos”están
privados de todos los derechos y de todos los sentidos; tratados como
animales en cautividad y preparados para el exterminio.
Las
buenas gentes de las sociedades desarrolladas del primer mundo, y una
gran mayoría de mis conciudadanos, presenciaban en sus diarios
locales el genocidio practicado por uniformados argentinos que decían
defender al país de las ideas foráneas que querían
destruírlo . Igual que aquellos otros nobles ciudadanos alemanes
que, acomodados en su diario vivir, no se daban cuenta de las miles
de personas que desaparecían, o que marchaban sombrías,
con estrellas amarillas en sus ropas, hacia los vagones de la muerte.
El
mando del televisor nos permite cambiar “mágicamente”
la realidad de miseria y muerte que se nos cuela por la pantalla, alterando
la burbuja cómoda y calefaccionada en la que vivimos; hasta que
una bomba, un loco con rifle, el polvo blanco de la muerte nos devuelven
en nuestros propios hijos, brutalmente, a un mundo en el que la muerte
también existe.
El
imperio del terror no lo crearon los terroristas que ponen las bombas,
ellos solo lo están reproduciendo. Lo aprendieron de quienes,
con la refinación cruel del poder, recrean las condiciones para
que estos asesinos terminen siendo los emergentes de una injusticia
que crece , se globaliza y terminará con la razón y con
la vida.
Lloramos,
damos nuestra sangre, entregamos nuestro tiempo, nuestros conocimientos,
nuestra solidaridad; salimos a la calle llenos de odio, angustia y tristeza,
y las gritamos......pero ¿a quién?. Nuestros queridos
muertos son testigos; nuestros seres amados quedan discapacitados; nuestro
tiempo nos suma canas, frustraciones y desesperanzas, y nuestro conocimiento
nos leva a darnos cuenta que cada vez sabemos menos, entendemos menos,
o que ya no queremos entender porque todo parece ser una gran mentira.
Que hemos sido manipulados, engañados, llevados a vivir conforme
a unas leyes que nos reducen a autómatas; con unas normas alienantes
por las que vamos perdiendo nuestra condición humana, hasta que
ni el dolor ya nos hace reaccionar contra toda esta infamia.
Sí,
hay muchos terrorismos. Éste, que hoy convierte tantos sueños,
tantos cuerpos, tantos sentimientos, en nada, como si un enorme y horrendo
agujero negro los tragara ; como si nunca hubiesen existido mas que
en nuestros corazones desgarrados ahora por el dolor. Esta forma de
terror no es mas que un peldaño en una escalera que nadie sabe
adonde nos conduce; ni siquiera ellos, los dueños del poder,
los dueños de la verdad, del dinero, de las armas, de las bombas,
que cambiarán, venderán, canjearán por mas poder
hasta ... ¿dónde?
Sí,
mañana seguramente me encontraré con usted señor,
o señora; y caminaremos y lloraremos juntos gritando nuestra
bronca. Tal vez no nos reconozcamos, a menos que nuestras conciencias
se fusionen en esa utopía del mundo nuevo por las que ya tantos
lucharon.
Porque
los terroristas siguen ganando : los mismos que aún lloran las
muerte de sus conocidos, refrendan en la urnas el triunfo del mayor
de los terroristas , Bush. Los mismos que sufrieron el exterminio nazi,
hoy lo practican con el pueblo palestino; y de no haber sido por los
200 muertos de Atocha, otro terrorista, amigo del tejano, estaría
justificando los muertos españoles que estarían “defendiendo
la libertad” en Iraq.
Somos
los secuestrados de la democracia; los rehenes del capitalismo. Seguimos
estando del otro lado del muro; aquel que tenemos que derribar porque
nos impedirá vivir en libertad.
*Carlos
Nieto es médico y psicoanalista. Se exilio en España después
del golpe de 1976 en la actualuidad vive en Barcelona
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