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MUROS SIGLOS-XX y XXI

LOS TERRORISMOS : muros del oprobio
Carlos Nieto*

ETA, AL QUEDA, y porque no la CIA y por extensión uno de los paranoicos contemporaneos por antonomasia: el cowboy Bush; el asesino de Sabra y Shatila y hoy el “exterminador” Sharon en su sistemática matanza en Palestina; el mafioso Berlusconi y esa “cosa nostra” de guante blanco por la que practica el asesinato selectivo.

Y los Pinochet, Videla, Somozas y los cientos de terroristas amparados por sus propias leyes y el consenso capitalista internacional, capáz de especular hasta la bancarrota de paises como Argentina; financiar campañas internacionales para derrocar gobiernos “no aliados”; vender armamento y sostener cientos de guerras tribales. Y matar, con su burocracia, ineficacia, e hipocresía generaciones de sujetos en “fase de crecimiento” que, por supuesto, nunca llegarán a ser desarrollados, porque en realidad jamás llegarán a ser adultos.

Claro que a cualquier persona humana se nos cayó el mundo junto a las Torres gemelas, y hoy no conseguíamos ver las imágenes televisivas nubladas por las lágrimas que nos lo impedían. Realidad a la que no nos conseguimos acostumbrar porque “son nuestros muertos”; los otros lejanos muertos: los niños y jóvenes palestinos masacrados por los misiles de Sharon; las mujeres asesinadas luego de ser brutalmente violadas de las étnias africanas, y aún aquellas de los paises bálticos ( tan cercanos y a la vez lejanos en costumbres e ideologías). O los vietnamitas de otro tiempo quemados por el NAPALM; los niños, mujeres y hombres japoneses amasijados por la locura perversa de un “gran hombre americano” justificado su holocausto por las “leyes de la guerra”. A esos muertos de antaño y de cada dia de este horroroso mundo que estamos creando, nos vamos acostumbrando, nos va pareciendo “normal”, parte de zoológico humano regido leyes humanas y justificado por las leyes divinas.

Asistimos sin pudor a las barbaridades de la bahía de Guantánamo donde hombres “sospechosos de ser enemigos”están privados de todos los derechos y de todos los sentidos; tratados como animales en cautividad y preparados para el exterminio.

Las buenas gentes de las sociedades desarrolladas del primer mundo, y una gran mayoría de mis conciudadanos, presenciaban en sus diarios locales el genocidio practicado por uniformados argentinos que decían defender al país de las ideas foráneas que querían destruírlo . Igual que aquellos otros nobles ciudadanos alemanes que, acomodados en su diario vivir, no se daban cuenta de las miles de personas que desaparecían, o que marchaban sombrías, con estrellas amarillas en sus ropas, hacia los vagones de la muerte.

El mando del televisor nos permite cambiar “mágicamente” la realidad de miseria y muerte que se nos cuela por la pantalla, alterando la burbuja cómoda y calefaccionada en la que vivimos; hasta que una bomba, un loco con rifle, el polvo blanco de la muerte nos devuelven en nuestros propios hijos, brutalmente, a un mundo en el que la muerte también existe.

El imperio del terror no lo crearon los terroristas que ponen las bombas, ellos solo lo están reproduciendo. Lo aprendieron de quienes, con la refinación cruel del poder, recrean las condiciones para que estos asesinos terminen siendo los emergentes de una injusticia que crece , se globaliza y terminará con la razón y con la vida.

Lloramos, damos nuestra sangre, entregamos nuestro tiempo, nuestros conocimientos, nuestra solidaridad; salimos a la calle llenos de odio, angustia y tristeza, y las gritamos......pero ¿a quién?. Nuestros queridos muertos son testigos; nuestros seres amados quedan discapacitados; nuestro tiempo nos suma canas, frustraciones y desesperanzas, y nuestro conocimiento nos leva a darnos cuenta que cada vez sabemos menos, entendemos menos, o que ya no queremos entender porque todo parece ser una gran mentira. Que hemos sido manipulados, engañados, llevados a vivir conforme a unas leyes que nos reducen a autómatas; con unas normas alienantes por las que vamos perdiendo nuestra condición humana, hasta que ni el dolor ya nos hace reaccionar contra toda esta infamia.

Sí, hay muchos terrorismos. Éste, que hoy convierte tantos sueños, tantos cuerpos, tantos sentimientos, en nada, como si un enorme y horrendo agujero negro los tragara ; como si nunca hubiesen existido mas que en nuestros corazones desgarrados ahora por el dolor. Esta forma de terror no es mas que un peldaño en una escalera que nadie sabe adonde nos conduce; ni siquiera ellos, los dueños del poder, los dueños de la verdad, del dinero, de las armas, de las bombas, que cambiarán, venderán, canjearán por mas poder hasta ... ¿dónde?

Sí, mañana seguramente me encontraré con usted señor, o señora; y caminaremos y lloraremos juntos gritando nuestra bronca. Tal vez no nos reconozcamos, a menos que nuestras conciencias se fusionen en esa utopía del mundo nuevo por las que ya tantos lucharon.

Porque los terroristas siguen ganando : los mismos que aún lloran las muerte de sus conocidos, refrendan en la urnas el triunfo del mayor de los terroristas , Bush. Los mismos que sufrieron el exterminio nazi, hoy lo practican con el pueblo palestino; y de no haber sido por los 200 muertos de Atocha, otro terrorista, amigo del tejano, estaría justificando los muertos españoles que estarían “defendiendo la libertad” en Iraq.

Somos los secuestrados de la democracia; los rehenes del capitalismo. Seguimos estando del otro lado del muro; aquel que tenemos que derribar porque nos impedirá vivir en libertad.

 

*Carlos Nieto es médico y psicoanalista. Se exilio en España después del golpe de 1976 en la actualuidad vive en Barcelona

 

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