Textos que se
leyeron cuando se presentó la serie Manos Anónimas en
la Universidad de Bologna.
Texto de Julio César Crivelli. 2004
Presentación
Serie Manos Anónimas Universidad de Bologna
Buenas Noches, soy Roxana Olivieri, directora de RO Galería
de Arte, galería que tiene el inmenso placer y el gran desafío
de contar entre sus artistas al maestro Carlos Alonso.
Carlos Alonso
regresa a Argentina en 1981, luego del exilio, y se instala en Unquillo.
El paisaje cordobés se convierte así, en un refugio
para no perder la cordura, pero también para comenzar a recuperar
poco a poco el equilibrio interno, la confianza y el amor por la dignidad
humana.
“(...)Los
dramas de la propia vida, dice Carlos Alonso, signan el propio trabajo.
Hay personas que son capaces de permanecer independientes de sus biografía,
como pasó con Matisse, que tuvo una hija desaparecida y eso
nunca apareció en su pintura. Seguramente que eso lo ha marcado
pero todo depende de cómo elabora cada persona los dramas de
su propia existencia y cuando uno sabe que jamás recuperará
a su hija, siente que] se rompen las formas mas elementales de convivencia,
y lógicamente eso, le crea duda sobre todo el comportamiento
humano(...).
Los dramáticos
hechos vividos en nuestro país durante la década del
70, marcarán su vida y esto se advierte en cada una de las
etapas de su obra. Se produce en él un quiebre plástico
y personal. No puede perdonar la muerte, el ensañamiento, la
maldad. En definitiva, no puede perdonar la ignorancia. Considera
que la vida sería diferente si la educación ocupara
en el mundo un lugar de privilegio entre los hombres.
Entre los años
1983 y 1986, pinta la serie Manos Anónimas.
Las imágenes de esta serie representan una ‘humanidad’
que soporta sin defensa la brutalidad y la intolerancia de un sistema
que él mismo sintió como amenaza y del que pudo medir
sus consecuencias.
Manos Anónimas reúne más de 40 trabajos en pastel
y pastel-óleo sobre papel, además de bocetos y dibujos
en lápiz. Se expuso anteriormente en Arte Ba, en el Teatro
Argentino y en la Casa de la Memoria de la ciudad de La Plata..
Un artista –según Alonso- no es más que una persona
atenta y sensible a su entorno, que tiene más deberes que derechos,
y entre esos deberes está el de sentir su comunidad como propia.
Si ese artista además, elige ser memoria de su tiempo, la realidad
que lo circunda estará presente en todas y cada una de sus
obras.
Hay muchas cosas que uno puede dejar librado al azar –afirma
- pero hay algo que uno no puede delegar en otro y es elegir qué
pintor uno quiere ser. Uno puede elegir ser un pintor de éxito,
de vanguardia, de investigación, de ensayos (...) un hombre
que está a la moda, o elegir ser un pintor necesario.
Elegir ser un
pintor necesario no es una tarea fácil y Alonso lo sabe por
experiencia. Elegir este camino es ir un poco en contra de todo y
de todos. Mostrar lo que no se quiere ver y gritar lo que nadie quiere
oír. La tarea consiste en “desentrañar, sacar
máscaras, (...) y trabajar sobre las vísceras más
que sobre los retratos perfumados.
Esa elección
es la que marca el destino de un pintor y esa elección es la
que signó el destino de Carlos Alonso. Él eligió
ser un pintor necesario y sus imágenes, memoria y voz de nuestra
historia.
Roxana Olivieri
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ALONSO
En una época confundida, en que el arte argentino valoriza
los “soportes” y las ocurrencias, sin otro contenido que
un titulo sarcástico o ingenioso y sin otra dimensión
que lo social, la figura de Alonso se agiganta.
Alonso abarca casi todas las pasiones de esta patria, tan sudamericana
y tan europea: la enseñanza de los grandes maestros, el amor,
la locura, la violencia y el dolor, la inseguridad y la barbarie,
el reposo de los paisajes, la voz de Dante y de Occidente, el amor
de los amigos.
En todos los temas, está la pasión de Alonso, puesta
en el trabajo intenso volcado en la tela. Mas allá de sus dones,
Alonso trabaja intensamente, esforzadamente. En cada obra se entrega
por entero.
“Manos anónimas”, en lo histórico y explícito
representa la violencia, el odio, la inseguridad, la muerte probable,
terribles demonios de nuestra Argentina, presentes desde su nacimiento.
Sin embargo, hay por detrás otro poema: en la sensualidad de
las formas, en el movimiento de los cuerpos y las cosas, en el erotismo
desesperado, evoca el gran tema de Alonso presente en toda su obra:
La vida como tal, el amor a la existencia, la emoción sorprendente
y luminosa de participar del mundo.
Julio César Crivelli
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