Maria Teresa Andruetto: La mujer en
cuestión, Primer Premio Fondo Nacional de las Artes 2002. Córdoba, 2002
If I can take the dark
with open eyes
May Sarton.
The Autumn sonnets
El mundo parece plano,
pero yo
sé que no lo es.
Clarice Lispector.
Felicidad clandestina
para A.D.
Fui contratado por una suma razonable, para relevar de un modo
exhaustivo el entorno inmediato y las circunstancias de vida de
la mujer en cuestión, a efectos de que usted eleve lo investigado
a quien corresponda.
Cabe señalar que aunque se me haya pedido un
racconto prolijo y parejo de todos los aspectos que competen a la
vida de la susodicha y yo no conozca, ni me sea necesario conocer,
las razones acabadas por las que el mandante solicitó informes sobre
tres mujeres de vida en apariencia trivial, he considerado pertinente
hacer hincapié en ciertos puntos y períodos, como podrá verse a
lo largo del presente.
He roto en escasas oportunidades las normas de un oficio que conozco
en profundidad y entiendo que lo que puede leerse a renglón seguido
habla por sí, de modo que me abstendré de hacer consideraciones
personales.
Creo sin embargo necesarias unas pocas
aclaraciones:
Para la confección del presente he consultado a un número considerable
de personas que constituyeron en su momento, y en algunos casos
aún constituyen, el entorno inmediato de la mujer en cuestión.
Se han eliminado a los efectos del informe algunos testigos que
creí necesario entrevistar, cuyos testimonios resultaron anodinos
o redundaban en ciertos aspectos, por lo que no me pareció pertinente
incluirlos.
Por último, quisiera dejar constancia de que en algunas ocasiones
yo mismo me he visto tocado, casi diría de un modo personal, en
cuestiones que competen por así decirlo a los ciudadanos de este
país y que ha sido un esfuerzo considerable en ciertos casos mantener
la objetividad.
Es todo cuanto creo necesario agregar al informe que dejo en sus
manos, a la espera de que al finalizar la lectura, usted -y eventualmente
el mandante- convenga en que se trata de un informe exhaustivo,
lo más objetivo que pudo alcanzar este informante en una investigación
de esta naturaleza .
Mide un metro con setenta y cinco, una altura superior a la media
de las mujeres argentinas de su tiempo. Pesa actualmente ochenta
kilos, unos cinco por encima de su peso ideal. Tiene los ojos verdes,
no del que habitualmente se prefiere para los ojos, sino de un verde
algo oscuro, que se podría denominar color mate cocido. No obstante,
aún cuando no se trate del verde más deseado para unos ojos, son
los suyos realmente notables, por el color, tamaño, brillo e intensidad
de la mirada; así lo han manifestado al menos cinco de los testigos
consultados, siendo los más enfáticos su ex compañera de trabajo
Zulma (Zanzotto, soltera, 42 años) “ si algo le envidié siempre
fueron los ojos” y Nicolás Bustamante (divorciado, 51 años), quien
le dice en una carta fechada el 5 de febrero de 1990 “...me gustan
la noche, el jazz y las judías de ojos verdes ...”.
El cabello es, o ha sido, porque ahora se lo tiñe,
castaño, más exactamente caoba, con apenas una inclinación al colorado,
“sólo una idea de rojizo en el castaño, sobre todo cuando se pone
al sol”, según Alicia Finchelman (soltera, nacida como ella en 1952)
que la conoce desde la infancia pues vivían en la misma cuadra.
“ De chica fue, podría decirse,
pelirroja”, agrega la misma Alicia, y ésa parece ser la razón por
la que todos los testigos mujeres dicen que cada vez que cambió
el color de su cabello (Nota del Informante: según se ha podido
comprobar lo tuvo negro, castaño claro, caoba y rubio ceniza), éste
terminó virando al colorado. Hay quienes aseguran que a los veintiocho
años habrían comenzado a salirle algunas canas; quien más insiste
en esto es Guillermo Rodríguez (nacido en l948, ex marido), quien
dice en la primera de las tres entrevistas concedidas a este informante:
“cuando la conocí ya se le notaban”.
De cualquier modo, todos coinciden en que siempre tuvo una cabeza
de rulos apretados, como si se tratara de una africana, pero de
piel blanca y ojos verdes; aunque muchas judías, y éste es el caso,
judía por parte de madre, tienen el pelo de esta manera.
La mujer en cuestión se llama Eva Mondino, Freiberg por parte de
madre, Rodríguez de casada, apellido que usó durante un tiempo:
Eva M. de Rodríguez, tal como figura en la libreta de sanidad y
en los registros de los trabajos que desempeñó entre los años 1979
y 1984, período que duró su matrimonio.
“La señora de Rodríguez no faltaba jamás, todos nosotros la respetábamos
mucho, lamentamos tanto que se fuera de la repartición” dice apenas
consultado, el Cr. Ricardo Sánchez quien fue su jefe por unos meses,
en los primeros años del matrimonio de Eva, cuando la relación con
su marido Rodríguez aún no se había deteriorado.
Durante siete años, entre los dieciocho y los
veintiséis, se desempeñó en diversas ocupaciones, y hubo incluso
un período en el que no se desempeñó en nada, y del que se dará
cuenta más adelante. Trabajó como baby sitter y animadora de fiestas
infantiles, entre los dieciocho y los veinte años, cuando era estudiante
universitaria: “fue algo que empezamos juntas, nuestra primera sociedad”,
dice su amiga Lila (48 años, nacida Torres, ex de Ludueña)
Simultáneamente a los trabajos mencionados, Eva llevó a cabo estudios
de grado en la Escuela de Trabajo Social. “Vino a esta facultad
por un imperativo de la época” dice Maura Centurión, por entonces
su profesora y hoy secretaria académica de la Escuela, “ (aunque)
más bien creo que tenía condiciones para cursar una carrera artística,
porque era muy creativa, Música sobre todo ya que era también muy
disciplinada”. Lo cierto es que Eva continuó sus estudios en dicha
Escuela, hasta que la
clausuraron y entonces se trasladó al Instituto Domingo Cabred,
donde gracias a su capacidad de adaptación, a su inteligencia, notable
según todos los testimonios, y al reconocimiento de algunas materias
aprobadas en Trabajo Social, pudo dar cuenta, rápidamente y sin
mayores problemas, de la carrera de Psicopedagogía, hasta recibirse,
en julio de 1976.
Entre los veinte y veintidós años, trabajó como ayudante alumna
en la cátedra de la profesora Maura Centurión, en la Escuela de
Trabajo Social de la Universidad, hasta que cerraron la cátedra
y la Escuela; y también se desempeñó como profesora ad honorem de
una cooperativa de enseñanza, hasta tanto la misma consiguiera subsidio
estatal. Pese a no tener título habilitante, dio clases allí durante
dos años “ sin cobrar un centavo” (Lila Torres) a menos que por
cobrar se entienda la recuperación del dinero invertido en pasajes
de colectivos – 4 boletos diarios de lunes a jueves -que debía tomar
desde el barrio donde vivía, hasta donde se encontraba el colegio,
dinero que le reembolsaba puntualmente la cooperadora.
Un poco más tarde, entre 1975 y 1976, cuando tenía veintitrés y
hasta los veinticuatro años, fue, a destajo, empleada de un diario,
en el cargo de correctora suplente, lo que le permitió sostenerse
con cierta comodidad durante un tiempo, pues ése sí era un trabajo
pago y, si se mira bien, no mal pago (“ganar ganaba bien, pero figúrese
la época, estamos hablando del setenta y cinco, setenta y seis,
¿sabe lo que eran esos años?, y ella ahí, en el diario, haciéndose
la que pensaba de otra manera, saliendo a esas horas a la calle,
cuando uno no sabía con qué se iba a encontrar a la vuelta de la
esquina” dice Orlando Mondino, primo de Eva, dos años mayor que
ella, terapista ocupacional en una clínica de la ciudad; y en otra
entrevista en la que vuelve a aparecer este asunto, agrega, “pero
le estoy diciendo lo que usted ya sabe: fue una época verdaderamente
psicotizante”), un trabajo que, al menos mirado “desde el aspecto
económico, era muy bueno” (también Orlando Mondino), el único inconveniente
que ella parece haber visto por aquel tiempo (“...sí, una vez me
confesó que se moría de miedo ”, dice Lila, “ ... sólo una vez,
porque aunque le parezca extraño, hablábamos poco de esas cosas
en aquella época”) y que también vieron las personas que la apreciaban,
era la hora de salida, la una a lo menos y a veces las dos de la
mañana, y el sitio en que debía tomar el primer colectivo a su casa,
la calle Humberto Primo, que “ estaba llena de prostitutas ” (Orlando
Mondino).
“Lo que más me da miedo es pensar que ella está en esa calle llena
de putas, sola, esperando el ómnibus ”, dice Lila Torres que repetía,
por aquellos años, la madre de Eva, “...pero el problema no eran
las putas, eran los Falcon de la Federal, ¿me entiende? ” (Lila).
En cambio su ex marido Rodríguez respondió a la pregunta que se
le formuló con un “¿Miedo? ¡Pero si ésa nunca le tuvo miedo a nada!
” y en una nueva visita fue todavía más allá: “cuando se acostó
con aquel tipo no tuvo miedo, y cuando me lo dijo esa noche, sabía
bien que podía descontrolarme, romperle la cara a trompadas, y tampoco
tuvo miedo”
Sea como fuere, las cosas siguieron de ese modo hasta que, por una
serie de circunstancias sobre las que se intentará volver más adelante,
Eva perdió el trabajo en el diario (“... fue en el setentaiséis,
no recuerdo la fecha, cerca de mi cumpleaños, por octubre, creo...”,
dice su amiga Lila).
........................
La Mujer en Cuestion. De Bolsillo/Random House.Mondadori.
Documentación :
21 cassetes.
Fotocopias de cartas:
(de Aldo Banegas a Eva, de Eva a Rosa Ferrero de Andrada y de Dora Freiberg
de Mondino a su hermana Esther).
Fotografías:
De Eva Mondino
(una fotografía actual tamaño carnet, una actual de cuerpo entero, una
de cuerpo entero a los veinte años)
De los padres de Eva
(copia de foto de casamiento)
De Aldo Banegas
(dos fotografías , una de niño, otra del tiempo en que vivía con Eva
Mondino)
Del profesor Milovic
(un recorte de periódico que reproduce su imagen, en razón de una conferencia
dictada en tiempos en que la mujer en cuestión se vinculó con él)
Personas que accedieron a prestar testimonio sobre Eva Mondino Freiberg,
por orden de aparición:
Zulma Zanzotto
Nicolás Bustamante
Alicia Finchelman
Guillermo Rodríguez
Cr. Ricardo Sánchez
Orlando Mondino
Lila Torres
Prof. Maura Centurión
Ada Marro de Banegas
Dora Freiberg de Mondino
Francisca ( Pacha) Freytes, vda.de Narváez
Rinaldo Mondino
Alberto Delfino
Petrona Paula Rosales de Petronovich
Amalia Gambino de Correas
(María Estela y María Egidia), las dos hermanas
de Aldo Banegas
Rogelio Di Tomasso
Ernesto “Cachilo” Gómez
Arturo García Faure
Doctor Arturo González Suviría
Nirvana Riccardi de Lucero
Segundo Lucero
Héctor María Robles
Prof. Adolfo Rinaldone
anciano ingeniero agrónomo recluido en un campo de las Sierras Chicas
Teresita Rodríguez de Astigarraga
Graciela Armesto
Dr. Rubén Guerra
Dr. Juan Carlos García
Virgina Arce ( la Hermana Antonia)
Arturo Cardone
Roque Lencina
María Elena Bogliotti
Cr. Re. Luis María López Funes
Ricardo Stella
Chichina de Nardi
Helenio Nardi
y la propia Eva.
María Teresa Andruetto
publicó, entre otros, Tama (novela, Editorial de la Municipalidad
de Córdoba, 1993; reedición en Alción Editora, Córdoba, Argentina,2002),
Stefano (novela, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1997; traducida
al alemán para Colección Baobab, Editorial Atlantis, Basilea); Todo
movimiento es cacería (cuentos, Alción Editora, Córdoba, Argentina,2002);
los libros de poesía Palabras al rescoldo(1993) Pavese y otros poemas(1997)
y Kodak (2002), todos ellos en Ediciones Argos, Córdoba, Argentina,
y numerosos libros destinados a jóvenes lectores (El anillo encantado,
Huellas en la arena, La mujer vampiro, Benjamino, y otros, en Editorial
Sudamericana; El país de Juan, en prensa en Ediciones Anaya; Amoríos,
De Golpe, Palabras y Caballito al viento, en Ediciones Altea, entre
muchos otros)
Fue Finalista del Premio Sent Soví/ 2002 de Literatura Gastronómica
(Barcelona), Finalista 2001 por el Fondo Nacional de las Artes (Argentina)
en las categorías Cuento y Teatro inédito. Premio Luis de Tejeda/93
en la categoría Novela, Premio Novela 2002 del Fondo Nacional de las
Artes por La Mujer en Cuestión y por sus libros para jóvenes lectores
figura en catálogos internacionales y diversas listas de mejores libros,
recibió el Premio Banco del Libro de Caracas y en dos ocasiones el
White Ravens de la Internationale Jugendbibliothek de Munich, entre
otros.
Es profesora y licenciada en Letras, egresada de la Universidad Nacional
de Córdoba, Argentina.
Domicilio: San Alberto 229. CP 5105. Villa Allende. Córdoba. Argentina.
Tel: 03543-432874 y/o 0351-156764884
E mail: tandruetto@cordoba.com.ar
tandruetto@uolsinectis.com
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