Daniel
Acosta, Rodolfo Agüero, María Inés Aldaburu, Irma Amato, Elba Bairon,
Oscar Balducci, Carmen Baliero, Irene Banchero, Ricardo Bartis, Fernando
Bedoya, Alfredo Benavidez Bedoya, Alicia Benitez, Oscar Bony, Juliano
Borobio Matos, Mirta Botta, Marcelo Boullosa, Anahí Cáceres, Juan C.
Capurro, David Carbó, Adrián Carreira, Alvaro Castagnino, Aníbal Cedrón,
Gabriel Correa, Florencia Cres Cimbeni, Carmen D’Elía, Patricia Delmar,
Santiago Deymonnaz, Mirta Dermisache, Juan Carlos Distéfano, Diana Dowek,
Beba Eguía, Emei, Lucas Engel, Gabriela Esquivada, Fernando Fazzolari,
León Ferrari, Alejandra Fenochio, Gloria Filipuzzi, Julio Flores, Luis
Freisztav, Roxana Fuertes, Nora García, Fernando García Delgado, Marisa
Gimenez, Andrea Giunta , Omar Glezer, Ana Godel, Joos Heintz, Alicia
Herrero, María José Herrera, Graciela Jacob, Alvaro Jimenez, Noé Jitrik,
Guillermo Kexel, Patricia Korenblit, Martín Kovensky, Ramiro Larraín,
Gabriel Levinas, Ricardo Longhini, Tununa Mercado, Leonardo Moledo,
María Moreno, Ester Nazarián, Adolfo Nigro, Luis Felipe Noé, Noy, Alejandro
Oliva, Daniel Ontiveros, Margarita Paksa, Hilda Paz, Margarita Perata,
Ricardo Piglia, Rep, Augusto Reinhold, Juan Carlos Romero, Marcia Schvartz,
Oscar Serra, Oscar Smoje, Elsa Soibelman, Pablo Suarez, Cristina Tersaghi,
Miguel Vayo, Daniel Veronese, Teresa Volco, Luis Ziembrosky, Vicente
Zito Lema, Roberto Fabbiani.
(siguen las firmas).
Esta cartafue enviada
en Navidad una vez que se reunieron cien firmas.
Segunda
carta al Papa
Diciembre de 2000, reiterada en 2001
Juan Pablo II
El Vaticano
Asunto: Por un milenio sin infiernos
De
nuestra consideración:
En su artículo 5, la “Declaración Universal de Derechos
Humanos” (1948) dice: ...nadie será sometido a torturas
ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
El artículo I de la “Convención contra la Tortura
y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes” (1984)
califica como tortura todo acto por el cual se inflija intencionalmente
a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos
o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero, información,
o una confesión, o de castigarla por un acto que haya cometido...,
y agrega: todo Estado castigará esos delitos con penas adecuadas.
La última ¿última? edición del Catecismo
de la Iglesia Católica (1998) comparte la condena: La tortura,
que usa de violencia física o moral, para arrancar confesiones,
para castigar a los culpables, intimidar a los que se oponen, satisfacer
el odio, es contraria al respeto y a la dignidad humana (n. 2297).
El mismo Catecismo admite los suplicios: La enseñanza de la Iglesia
afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que
mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente
después de la muerte y allí sufren las penas del infierno,
“el fuego eterno” (n. 1035).Al sufrimiento de las almas
el Catecismo suma el de los cuerpos. La resurrección de todos
los muertos, “de los justos y de los pecadores” (Hch. 25,15),
precederá al Juicio Final. Esta “será la hora en
que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz
y los que hayan hecho bien resucitarán para la vida, y los que
hayan hecho el mal, para la condenación” (Jn. 5,28-29)
“...e irán éstos a un castigo eterno y los justos
a una vida eterna” (Mt. 25, 31,32,46) (n. 1038).
Se materialice o no el sufrimiento anunciado por Jesús, corresponda
o no juzgarlo con nuestras leyes, el miedo de los creyentes al futuro
suplicio es ya un suplicio: un sufrimiento mental actual que nuestras
leyes y el Catecismo prohíben.
Frente a estas convicciones de la Iglesia, que rechaza la tortura en
vida y la admite en almas de muertos y cuerpos de resucitados, y alarmados
por la declaración vaticana de que el Infierno existe, es eterno
y está lleno de malvados, le solicitamos: a) que extienda al
más allá el repudio a la tortura proclamado en el Catecismo,
b) que gestione se respeten los derechos humanos de la multitud de almas
que están sufriendo, algunas desde el Gólgota, en tierras
de Satanás.
Terminar con padecimientos de millones, desalojar y demoler el infierno,
tranquilizar a los creyentes puede hacer realidad su esperanza de que
la Iglesia pasará a la historia como la defensora del hombre.
Lo saludamos muy atentamente,
CIHABAPAI,
Club de impíos herejes apóstatas blasfemos
ateos paganos agnósticos e infieles.
cihabapai@hotmail.com
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