Taller Multimedia. Prof. Anahí Cáceres - JTP: Juan José Tirigall
Universidad del Cine 2007
"El erotismo del tiempo" de Narcisa Hirsch
Por Martín Enrique Pelozo
Dirección: Narcisa Hirsch
Iluminaron y cámara: Daniel Mutis y Rubén Gusmán
Sonido: Niolás Diab
Video Duración: 1 minuto - Buenos Aires, Argentina 2006
El tiempo se hace visible en la “caída” en un reloj de arena. De esta forma se describe la obra. A través de la observación del transcurrir del tiempo en un reloj de arena que vacía uno de sus contenedores para llenar el otro es, a mi sensación, donde el tiempo se transforma en un objeto de belleza y admiración que nos atrapa en su duración y nos llena de gozo en el momento de finalizar, de acabar.
En una primera mirada a la obra, no me llamo particularmente la atención. Tampoco estaba muy atento a lo que veía y no llegue a verla entera. El detalle del reloj de arena me sedujo pareciéndome una propuesta atractiva. Pero no hice una mayor lectura que esta. Fue en una segunda mirada que la obra llego a mí. Viendo la obra completa, esa visión del tiempo pasando de forma lenta y paulatina, dando la sensación de no avanzar y estar detenido para luego completar el minuto y llenar el contenedor vació llegando a un fin. Acabando podría decirse de forma mas explicita.
Al principio creí que la arena estaba lupeada y el reloj no se llenaría. Me dio la impresión de que la idea era retener ese tiempo y verlo en su constante intento de avance pero sin completarse. Cuando el reloj de arena termino de completarse y llenarse, la sensación fue completamente diferente. El placer que me produjo sentir que el tiempo había transcurrido hasta llegar a un final fue realmente placentero. Este sentimiento me llevo a volver a mirar la obra nuevamente varias veces.
Ahora podía observar el tiempo que pasaba con mayor conciencia, siendo seducido por la duración del mismo. En ese tiempo que parece no avanzar y que llega a un final. Quedando atrapado no en su duración, sino en la percepción del mismo. En su belleza como una constante que avanza pero parece detenido y que me llena de gozo al terminarse. Como muchas veces en nuestra vida creí que no avanzaba. Que estaba interminablemente trabajando en lo mismo, dando vuelta sin llegar a un final. Sin poder crecer o cambiar. Hasta que el mismo tiempo me enseña que nunca estuve parado y que en lo que había trabajado llega a un final. Y el placer que ese acabado usualmente me produce. Placer efímero de estar completo. Que me llena para dar lugar a un nuevo crecimiento. Para que pueda dar vuelta ese reloj de arena y volver a comenzar.
La obra realmente me sedujo y me atrapo. La propuesta de ser “observadores” de ese tiempo pero a la vez parte del mismo. De transformar el tiempo no en algo abstracto que solo sucede, sino en un momento de belleza y de placer. En un momento que nos permite observar lo seductor del tiempo y el gozo que nos produce. Que nos permite participar de un momento de sexualidad diferente. Siendo observadores y participes a la vez. Haciéndonos concientes de una belleza tan cotidiana que nos va llenando hasta un punto de gozo en que nos completa. Punto de placer efímero que nos da la posibilidad de volver a comenzar.
Como la vida misma, que muchas veces dejamos pasar y no podemos ver como nos va llenando. Como nos va completando constantemente, dándonos momentos de sumo placer y gozo, para volver a empezar una vez más. Y no en un eterno círculo de repeticiones, sino en una nueva oportunidad cada vez de crecer, de ser concientes y ser mejores personas.
La obra me pidió participación desde la observación y no tanto de otros sentidos. Si había sonido no pude registrarlo. Me limite solo a lo que veía y todos mis sentidos se vieron afectados por esta visión. Quedando expectante a lo que veía y reaccionando con todo el cuerpo cuando la obra termina.