Oriente-Occidente:
El porqué del temor al “Otro”.
Ester
Abuter Ananías Los Angeles
Chile. 2004
En términos
biológicos, mas específicamente relacionado con el sistema
defensivo de nuestro cuerpo, definimos el “Yo”, como lo
propio, como lo que nuestro sistema ha conocido desde siempre, aquello
que nos ha pertenecido a través del tiempo; y al “Otro”,
como lo ajeno, lo que nos es desconocido hasta ahora, pero que de pronto,
se nos puede presentar dentro de nuestro sistema. Así todo, no
siempre nuestra biología actúa amplificando su maquinaria
defensiva para atacar al extraño, puesto que la mayor parte de
las veces, es capaz de discriminar lo que puede causarle un daño,
de aquello que más bien, le es enriquecedor para su propia subsistencia
como ente biológico mutable. Sin embargo, esto no pasa de ser
mas que una convención creada por el lenguaje, para poder entendernos,
ya que éste, el lenguaje, no solo es creador de mi realidad como
ser occidental u oriental, sino también, gestor de mi naturaleza
como humana, en otras palabras, somos capaces de crearnos a nosotros
mismos a través del lenguaje (1).
Tomando esto como base, me pregunto si: ¿existe un “Yo”
occidental y un “Yo” oriental realmente? Y si es así
¿quién es el “Otro” para el “Yo”
occidental? y al revés, ¿cómo son éstas
concepciones de mundo?
No cabe duda, que para occidente, oriente ha representado: seres exóticos,
hipersexuales, excéntricos, voluptuosos, escenario de romances,
recuerdos y paisajes inolvidables, experiencias extraordinarias, el
harén, la yihad, el monoteísmo simplificado, siendo
sus poblaciones tildadas de: moros, camelleros, invasores, nómades,
turcos. En cambio para oriente, los “Otros” somos: los
cristianos, los colonizadores, los comerciantes ávidos y materialistas
disipados, los rumi, los francos, el escepticismo burgués y
la avidez capitalista. Pero, estas descripciones de unos y otros,
parecen ser solo representaciones. Se tiende a creer, que la identificación
de la persona o de un grupo humano con uno u otro supuesto estereotipo,
pasa por la lógica de afirmarse uno mismo negando al “Otro”.
Entonces, tenemos sociedades aparentemente antagónicas que
se fabrican una idea falsa de la otra.
Desde hace mucho, ha existido una conciencia geopolítica, una
elaboración geográfica básica de que el mundo esta
formado por dos mitades diferentes: oriente y occidente, Norte y Sur
o desarrollados y subdesarrollados. Sin embargo, hay mucho parecido
entre oriente y occidente, mas del que se cree, por ejemplo, tanto los
árabes (oriente) como los europeos (occidente), reivindican su
herencia griega (5).
Tengo la impresión de que estas dos realidades, aparentemente
antagónicas, son en verdad dinámicas y no tan profundamente
diferentes, ya que a través de los años, se han ido complementando
en diversos terrenos como en teología: trinitarismo-unitarismo,
en metafísica: inmanencia-trascendencia, en estética:
figuración-abstracción, en arquitectura: casa abierta-casa
cerrada, en urbanismo: calles ortogonales-calles concéntricas,
el tipo de matrimonio: poliginia-monogamia, etc.
Es cierto que, por un lado, la cultura europea, adquirió fuerza
e identidad al ensalzarse a si misma en detrimento de oriente. Ya desde
la ilustración, los filósofos, creían que mientras
más se educaba a las masas, las sociedades se volvían
más tolerantes y menos violentas, pero eso no parece haberse
cumplido ya que el mundo moderno, sobre todo el occidental, ha desarrollado
una gran carrera armamentista, con la creación de los estado-nación.
Oriente ha sido para occidente, la región donde se han creado
las colonias mas grandes, ricas y antiguas, es la fuente de sus civilizaciones
y sus lenguas, su contrincante cultural y una de sus imágenes
mas profundas y repetitivas de lo otro, por lo tanto, ha servido para
que occidente se defina en contraposición a su imagen, su idea,
su personalidad y su experiencia (2).
Por otro lado, oriente no es una realidad inerte, sino que posee una
historia, una tradición de pensamiento, que le han dado una realidad
y una presencia en y para occidente.
En el supuesto de que, concordamos que no estamos frente a poblaciones
totalmente antagónicas, existen razones históricas que
ayudan a explicar el porque del temor al “Otro”, el porque
del temor que siente occidente de lo que representa oriente y al revés.
La primera experiencia devastadora y traumática que tuvo oriente
de parte del occidente cristiano, fue en el siglo XV, con la caída
del imperio romano de oriente. Los cruzados exterminaron a unos 30.000
musulmanes y judíos en Jerusalén, transformando esta
ciudad santa para las tres religiones monoteístas que hasta
ese momento coexistían en relativa calma, en una ciudad de
muerte. A partir de ese momento, los monjes cristianos de Europa,
comenzaron una campaña sistemática de desprestigio de
lo oriental, describiendo al Islam como una religión violenta
e intolerante, la población de la cristiandad occidental fue
gestando la imagen estereotipada y distorsionada del Islam y de los
musulmanes, porque lo consideraban el enemigo de nuestra civilización
cristiana, concepto que prima incluso hoy con bastante fuerza en el
eslogan occidental.
Mas adelante, Napoleón demostró interés en oriente,
ocupando Egipto en 1798, deseaba establecer una base en el Suez que
cortara las rutas marítimas Británicas hacia la India,
llevaba en su expedición un grupo de eruditos, una biblioteca
de literatura europea moderna, un laboratorio científico y una
prensa para imprimir en árabe, acompañada de un tremendo
y moderno ejercito, evidentemente en el oriente próximo se vio
como una nueva agresión de parte de occidente (3).
Posteriormente, Gran Bretaña también demuestra enorme
interés por esta zona del planeta, llegando estos, a dominar
el mediterráneo, desde finales del siglo XVII. Las potencias
europeas han colonizado los países islámicos uno tras
otro: Argelia, Túnez, Egipto, Libia, Sudan, Marruecos. En Siria,
Líbano, Palestina, Iraq y Jordania, establecieron una especie
de dominación encubierta a la forma de protectorado o de mandato.
Los ingleses se retiraron de la India en 1947 y la dejan divididas en
dos zonas irreconciliables y mas pobres que nunca. En 1948 se retiran
de Palestina y se la entregan a los sionistas, estableciendo allí
el estado judío de Israel. Esta pérdida de Palestina por
los árabes, ha sido el más importante símbolo de
humillación y por otro lado se ha transformado en la bandera
de lucha en contra de las potencias (gobiernos) occidentales que parecen
no tener el menor escrúpulo ante las masacres y exilios masivos
de las masas Palestinas. Después de la guerra de 1973, los árabes
se esbozan como una gran amenaza, ya que perturban la existencia y estabilidad
del Estado de Israel y por ende de todo occidente. Con el tiempo y a
costa de mucho sacrificio, algunos de estos países árabe-musulmanes,
han logrado su independencia, pero su economía y sus recursos,
como el petróleo, siguen estando controlados por occidente. En
la actualidad, luego de la invasión de Iraq, por parte de los
Estados Unidos, han sido asesinados cerca de 200.000 civiles, una población
semejante a la totalidad de la población de la ciudad de Concepción,
en Chile, y para que hablar de la destrucción de lugares de enorme
valor histórico-cultural, que han sido destruidos y saqueados
por los invasores, lo que genera un sentimiento de rechazo, por parte
de muchos orientales hacia las políticas de los gobiernos occidentales.
Los libros y artículos sobre el Islam y los árabes que
se publican hoy en día, por parte de algunos sectores, no se
diferencian en nada de las mal intencionadas ideas y conceptos anti-musulmanas
de la Edad Media y del Renacimiento. Se han escrito cosas como las
siguientes: que una de cada dos palabras de las lenguas árabes
tienen relación con la violencia o de que genéticamente,
los árabes, portan genes relacionados con ella. Evidentemente,
nada de esto tiene base científica comprobable. Estas ideas
tergiversadas que las poblaciones occidentales tienen de las gentes
de oriente, se debe, a que muchas veces grupos de pseudo-intelectuales
se han encargado paciente y constantemente de propagarlas, entre ellos,
fundaciones vinculadas con compañías petroleras, misiones
religiosas, servicios de inteligencia (como la CIA y el Mossad). Incluso
existen institutos y departamentos enteros en universidades encargados
de legitimar y mantener este conjunto de ideas erróneas sobre
el ser oriental-musulmán. Ejemplo de esto, es la publicación
de la Enciclopedia: Cambridge History of Islam, supuestamente la mas
completa y veraz sobre el tema, publicada en el año 1970 en
Inglaterra, que incluye 2 volúmenes, la que sin embargo, concluye
ideas sin la menor prueba, como que la cultura árabe-musulmana
es un plagio de otras culturas anteriores o que la literatura árabe
había sido escrita por Persas.
Como herencia, oriente ha tenido que cargar con las divisiones geopolíticas
artificiales, impuestas por las potencias occidentales dentro de las
comunidades árabe-musulmanas, lo que nuevamente descoloca y
estremece la umma (comunidad). Esta intromisión de occidente
en el mundo árabe de la umma no es solo una catástrofe
política sino que afecta a la esencia del ser musulmán.
Por lo que aquí vemos, occidente ha tenido una manera de relacionarse
con el próximo oriente, que pretende dominar, reestructurar
y tener autoridad sobre el “Otro”. Es muy cierto, eso
sí, que durante toda la existencia de las civilizaciones, se
ha dado esta forma de relación entre las potencias triunfadoras
y las que están en esos momentos históricos en desventaja,
pero parece que nunca, con las repercusiones planetarias de ahora,
debido al auge tecnológico-militar en occidente, sin parangón
en la historia universal. Sabemos que, a partir de la segunda guerra
mundial Estados Unidos, pasa a ocupar la posición que dejan
las anteriores potencias europeas, sin embargo, tiene muchísimo
menos conocimiento de lo árabe-musulmán.
La globalización que se fue dando paulatinamente en el mundo
entero, les planteaba a los países islámicos, la necesidad
u “obligación” de incorporar cambios en sus estructuras,
como separar la religión de la política, con el fin
de liberar al gobierno, a la ciencia y a la tecnología de las
restricciones de la religión. Sin embargo, el Islam es más
que una religión, es una forma de vida y por lo tanto, no se
puede circunscribir a la esfera de lo privado, como lo son en occidente
las religiones. De la misma forma, la política y la comunidad
política para los musulmanes, no es una cuestión secundaria,
es decir, la salvación del individuo no es la redención
del pecado sino la creación de una sociedad justa donde este
pudiese realizarse. No es posible relegar, así como así
y por imposición, a la religión al ámbito privado,
dentro de la sociedad árabe-musulmana, comparable al estado-nación
moderno y democrático.
Se han ido incorporando innovaciones a distintos niveles, como: el
jurídico y constitucionales, educacionales, etc. Se dice que
la democracia es hostil al Islam, pero no es así. La ley islámica
promueve la shura (consulta popular) para ciertas leyes dentro de
la comunidad, pero la diferencia y por lo tanto el problema con la
postura occidental, es la forma en que la llevan a la práctica,
en occidente es: “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para
el pueblo” (que en realidad solo parece un conjunto de palabras
sin mucho sentido en la práctica). En el Islam, en cambio,
es Dios quien da legitimidad a un gobierno. Además, occidente
que pregona la democracia como uno de los valores supremos, espera
y siempre ha esperado que éstos, se sometan a dictaduras. Un
ejemplo es en Egipto, entre 1923 y 1952 hubo 17 elecciones generales
y siempre ganó el partido popular Wafd, sin embargo, los británicos
lo dejaron gobernar solo en 5 ocasiones. Otro caso, es el de Arabia
Saudita, país creado por occidente, en 1932, en el que ha gobernado
el partido Wahabí, siempre protegido por occidente, ha impuesto
la ley más severa en relación, por ejemplo, en el tema
de las libertades de las mujeres dentro de la comunidad de países
musulmanes, exceptuando las sociedades pre-islámicas de los
talibanes en Afganistán, incluso mas severas que en la época
del profeta Mohahmed y por lo tanto siendo rechazados por los demás
estados y organizaciones musulmanas.
En resumen, por un lado, occidente siempre ha tenido dificultades para
controlar políticamente a oriente (Islam) y por otro, la sociedad
musulmana se ha visto gravemente trastornada con el intento por parte
de occidente de tratar, a como de lugar y en el mas corto plazo de modernizarla,
con el evidente objetivo de controlar los recursos naturales (petróleo)
que allí existen e incorporar a las masas orientales como consumidoras
dentro de las leyes del libre mercado y la globalización. Pero
en estos países, la modernidad ha venido acompañada de
la pérdida de la independencia y de autonomía nacional,
en parte, debido a esto, el mundo islámico, ha estado tremendamente
convulsionado (3).
Ambas poblaciones han estado constantemente recibiendo influencias una
de la otra. El Islam, según los hechos históricos (4)
se ha ido adaptando y haciendo más compatible su diario vivir
con los principios de la Ilustración propios de occidente, como
la democracia, el humanismo y la laicidad. Por su parte occidente también
lo ha hecho, incorporando muchos elementos del oriente-musulmán.
Finalmente, hay algunos que creen que no hay nada que pueda impedir,
que incluso en éstos precisos instantes, tanto occidente como
oriente, estén aprehendiendo para sí ideas, conceptos,
estilos, etc. del “Otro”, por lo que con el correr de
los tiempos, ambas identidades, supuestamente irreconciliables, tenderán
cada vez más a la homogeneización de sus sociedades
y los acontecimientos dramáticos que nos ha tocado presenciar,
no son más que los pataleos de los últimos sobrevivientes
de la vieja ola conservadora y fundamentalista existente en esas sociedades.
Sin embargo, para otros, de ambas realidades surgen identidades altamente
eficientes y poderosas que renacen con mayor fuerza, justamente para
oponerse a la tendencia termodinámica de la homogeneización.
No nos queda más que esperar para ver el desenlace.
Bibliografía:
1.
Echeverría, R. Ontología del lenguaje, Ed. Dolmen, 2003.
2. Said, E. Orientalismo, Ed. Debate,
2002.
3. Amstrong, K. El Islám, Ed.
Mondadori, 2002.
4. Le Monde Diplomatique. El Islam,
Ed. Aún creemos en los sueños, 2002.
5. Laroui, A. El Islam árabe
y sus problemas, Ed. Península, 1984.