Conclusiones

Hace 20 años que empezó el Siglo XXI, y a pesar de todos los adelantos científicos, aún queda demasiado por resolver para que tengamos una mejor convivencia y bienestar en toda la humanidad, se podría decir que en materia de derechos humanos estamos yendo en la dirección opuesta, hacia una degradación total de las condiciones de vida, y en favor del sistema de poder.

Es por esto que creemos que los artistas deben estar conscientes, atentos, activos en la comunidad, porque nuevos contenidos humanitarios en la educación y la cultura, realmente están haciendo mucha falta, para que la ciencia y los gobiernos se ocupen.

Contamos con tantas herramientas para todas las actividades, pero es tan desigual el acceso a ellas!, tan injusta la realidad entre una parte de la humanidad que no tiene ni siquiera los servicios elementales para sobrevivir como el agua potable, mientras ya hay tecnologías para lograrlo inclusive del mar o fabricarla mediante evaporación en el desierto, o tener energía solar para extraerla a distancia. Solo es cuestión de compartir los adelantos, los bienes, los servicios, los objetos. Es por eso que, para empezar un verdadero cambio social, la conciencia y la cooperación son ejercicios con muy buen resultado para todas las relaciones humanas.

Nuestra humilde intención con este proyecto, es mostrar los distintos cambios culturales que se generan con la tecnología, y que no hay una verdadera conciencia de esto, por la velocidad de los acontecimientos.

En este caso, el uso de Internet y el arte, o la creación comunitaria, que tal vez se contradice con las teorías de autoría, identidad y la individualidad de las producciones artísticas del “mundo real”, pero ejercita el compartir, tal vez una de las características esenciales de la red, aunque a la vez implique que nos controlen, y justamente por esta razón tenemos que abordarla para hacer de ella una herramienta más útil. Hacer una obra en conjunto, algo que tal vez no importa si es la pieza de museo, pero tal vez, sea una producción que colabore en la solidaridad, la autosustentabilidad, y otras prácticas tan despreciadas en los últimos años.

Lamentablemente en nuestro país, como dijimos anteriormente, si bien las máquinas impresoras se pueden armar en forma casera y a un costo relativo bajo, los insumos de material sintético para la descarga de la impresora, generalmente son importados y encarecen mucho el trabajo que se evalúa según la calidad del material y el tiempo de impresión, hasta ahora muy lento. Y aunque se está investigando en el tema, es aún insuficiente la producción nacional de otro tipo de materiales. En cambio, en otras partes del mundo hay artistas que usan la impresión 3D sin dificultad, por ejemplo la representación argentina en la Bienal de Venecia de 2016, con la monumental instalación “El Problema del Caballo” de la artista Claudia Fontes radicada en Londres. En nuestro país tal vez esta obra hubiera sido impensable por las dimensiones que tuvo.

En cuanto al trabajo colectivo hay varias maneras de abordarlo, cuando la multiplicidad de las interpretaciones, para la intervención de las piezas, en ese tránsito entre los datos- decodificados-, se ve como trascendente esa actitud transgresora en la disolución de la originalidad. Sobre este tema, discutimos la reflexión de N. Bourriaud sobre el arte y la cultura en la era de la tecnología global: “ toda codificación disuelve la autenticidad del objeto en la formula misma de su duplicación”, y luego dice sobre la originalidad, que cada nueva generación en una imagen, representaría un instante “sin principio ni fin”.

Producir en conjunto, es avanzar en la socialización de las ideas, donde la llamada apropiación, que supone propietarios y desposeídos en un sistema, estaría más relacionada a los principios de las leyes comerciales que a las actitudes creativas en comunidad. Y tal vez entonces sí, coincidamos con el autor de Radicante, en que es necesario crear un contra-movimiento, para disponerse a un nuevo “éxodo”. Es decir, un nuevo viaje.

En este proyecto, hemos apreciado mucho la disposición sincera y generosa de los participantes al disponer sus modelos para la intervención, y creemos que ha sido un esquema de trabajo inédito en los conceptos tradicionales de la formación en el arte, generalmente individualista. Se ha generado un espacio experimental donde cuestionamos la importancia de la autoría, dentro del sistema informático, encontrándole sentido a una actividad que se interese en descubrir los alcances de esta herramienta de reproducción y difusión, para aportar avances en la educación, en la cultura, y en la conciencia hacia un sentido más social del conocimiento.

Finalmente, proponemos el uso desinhibido pero siempre consciente, de las tecnologías digitales de producción artística que aparecen en la contemporaneidad, que con Internet, resultan diferentes a las tradicionales en relación con el medio. Pensamos, que no deberíamos tener prejuicios para usarla con un sentido artístico y descontracturado, liberado. Por que como dice el mismo Bourriaud, en Estética Relacional, “…de lo contrario el arte se convertirá en un elemento de decoración high tech, en una sociedad cada vez más inquietante.”

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