El viaje

“El arte no predice el futuro, sino que demuestra, en cambio, el carácter transitorio del presente y, así, abre el camino a lo nuevo”

B.Groys


Nuestro viaje entonces, se inicia en la generación de los archivos dispuestos para ser intervenidos en 3D. De allí en adelante surgen las modificaciones que, imprevisibles, se van sumando como aportes de forma independiente desde distintos puntos, resultando nuevas creaciones colectivas. Es interesante analizar esta situación, como si cada estadío de las piezas fueran nodos en donde se relacionaron autores, que en una dinámica no determinada previamente, se conectaron creando nuevos objetos, nuevos símbolos, nuevas piezas para impresión 3D.

Pensamos que al ser Internet, una red de intercambio que hasta el momento depende de pulsos eléctricos para conectarse entre nodos, nos recuerda la estructura de la sinapsis neuronal eléctrica, esa unión/ firme que se realiza gracias al intercambio de energía, para lograr las conexiones entre las neuronas en el entramado de la actividad cerebral.

En estos momentos el Programa Brain Blue Project, de investigación neurológica que combina neurociencias y matemáticas confirmó que nuestro cerebro, al procesar información, crea estructuras neuronales de hasta 11 dimensiones –espacios matemáticos abstractos–. Han creado un modelo para analizar el cerebro denominado topología algebraica, y observaron la organización finita de más de 86 mil millones de neuronas, algo que contradice la percepción caótica de esa estructura.

No es casual entonces, que se compare la sinapsis, con la red de Internet que se amplía permanentemente. Y en esta generación dinámica de la red de Internet, cada vez más inmensa y compleja, no podemos dejar de tener en cuenta la idea de Nicolas Bourriaud sobre un arte contemporáneo Radicante, un organismo que avanza con sus raíces sin un diseño lineal y que en ese formato heterogéneo, se van obliterando las identidades originarias para favorecer el intercambio, el trasplante, la transcodificación.

El tema de la teletransportación fue siempre un tema de ficción, pero hoy en electromagnética -la rama que estudia y unifica los fenómenos eléctricos y magnéticos en una sola teoría-, está experimentando con “teletransportación cuántica”: dos partículas (fotones) separadas entre sí son capaces de “comunicarse” sin que exista ningún canal de transmisión entre las dos. En 2008, en la Universidad de Tohoku de Japón, los científicos demostraron que es posible teletransportar energía a grandes distancias.

La materia y la energía (E=mc²) están interactuando entre sí constantemente. Cuando se excita un electrón se libera el fotón de luz. Este tiene un comportamiento de onda y corpúsculo. Es una partícula elemental – mínima de energía luminosa, u otra energía electromagnética que se produce, se transmite y se absorbe. Hace posible los cambios de la materia, y es el responsable de las manifestaciones cuánticas en los fenómenos electromagnéticos.

Dado que el Dato, la información, el cómputo, se materializa en un objeto, podríamos interpretarlo como un viaje virtual. Todos estos avances en la ciencia, nos han dado mucho contenido para reflexionar acerca de las nuevas tecnologías de producción a distancia. Cuando Alan Turing inventó el primer sistema computarizado para descifrar Enigma, nadie imaginaba que también mediante unos cómputos, un día se iba a poder generar una imagen y comunicarla! Pero además darle forma material!, en ese entonces, sólo la creatividad y la ficción hablaban de teletransportación.

En el Siglo XXI, la supercomputadora de Inteligencia Artificial, la Deep Green de la Universidad de Vermont, realiza aplicaciones como el aprendizaje automático y redes neuronales. Con un algoritmo evolutivo diseña formas de vida, algunas autónomas capaces de ser copiadas con instrucciones determinadas y transportarse en un cuerpo, casi imperceptiblemente. En ciencias biológicas, la clonación, impresión 3D y 4D son técnicas para fabricación de diminutos robots hechos con células madre músculo-esqueléticas, manipulados genéticamente para responder a la luz, o moverse gracias a energía química como gases o líquidos. En el caso de la impresión 4D, el material se programa para detonar distintos comportamientos en algún momento, su material puede transformarse en otro por sí mismo …para distintos usos industriales, para prevenir enfermedades, o tal vez todo lo contrario?

Xenobot, es un robot- rana de 4D, que este año se suma a tecnoorganismos como Octobot de 2018, fabricado con impresión 3D y la litografía blanda que se hace por contacto de enzimas para obtener superficies biosensoras microestructuradas. Tal vez alguna parte de estos nuevos animalitos, podrán “viajar” por Internet!. Y ya podríamos decir que finalmente, hemos llegado al comienzo de otro tipo de humanidad.

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